Por: Angel Mora Rojo
En las últimas dos entregas de este ejercicio de opinión exhibí la intención y propuesta de la XV Administración Municipal por incrementar la carga impositiva, es decir nuevos o más impuestos, como el impuesto al consumo en restaurantes de 10.38 pesos por cada cuenta de más de 200 pesos; así como el incremento de un punto porcentual en el Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles, del 2 al 3%.
La justificación por parte de la autoridad para este incremento en las contribuciones municipales, es para pagar la deuda de más de 3 mil millones de pesos heredada por los gobiernos municipales anteriores, así como las liquidaciones correspondientes al exceso de trabajadores que se emplearon en el pasado gobierno, que habría llegado a exceder el 50%.
La reacción de la ciudadanía ha sido de indignación por que en los hechos lo que se propone es que los mismos ciudadanos paguen por los desaseos, derroches e irresponsabilidad administrativa de gobiernos anteriores.
Pero en todo este merequetengue no se puede ignorar la participación de un sector clave: la cúpula del poder económico.
En ambos casos, esta cúpula integrada en sus mesas directivas por los propietarios de restaurantes de lujo y grandes desarrolladores turísticos, aplaudieron y celebraron la propuesta de la autoridad.
Sin embargo, entre en sus mismos agremiados el anuncio causó por lo menos dudas.
Y es que pareciera que la autoridad entendiera que si estas cúpulas aceptan sus propuestas, la sociedad en su conjunto, de facto también lo hará.
Lo que desconocen o prefieren ignorar, tanto autoridades como la cumbre empresarial es que su realidad económica no es la misma que la de los miles que afectan con sus decisiones cupulares.
Un buen amigo, me explicó de lo injusto e inequitativo para el pequeño y mediano gastronómico lo del nuevo impuesto al consumo en restaurantes:
“Eso de que lo va a pagar el cliente, es relativo, si estás hablando de una taquería que vende una cuenta de 210 pesos, ese impuesto de 10.38 pesos, se volvió un 5%, más el 16% de IVA, ya se fue al 21%, más todos los demás impuestos que paga”.
“Entonces la carga impositiva para el pequeño comerciante es mucho más alta que para un restaurante que vende una cuenta de 3 mil a 5 mil pesos por mesa; entonces el porcentaje debería ser proporcional como el IVA, en lugar de una cuota fija que castiga mucho más al cliente y al empresario pequeño”.
Y remata:
“Es lo mismo de siempre, es una medida que afecta más a las mayorías que gana poco y que respeta a los que ganan mucho, este impuesto es de lo más inequitativo”.
Como periodista he tenido la oportunidad de dialogar con quienes integran el poder económico en Los Cabos.
En mesas de café, como todo ciudadano expresan su inconformidad por los malos gobiernos.
Pero en lo público los abrazan y les celebran sus “ideas”.
Siempre he reconocido y comentado en mil mesas del gran valor de la iniciativa privada de Los Cabos, por participativa y coadyuvante de los gobiernos en los grandes problemas que hemos enfrentado como sociedad, como los ciclones, la crisis por la violencia y la pandemia.
La cúpula del poder económico en Los Cabos debe reflexionar que el gran problema del país, lo que nos ha llevado a los escenarios que se viven hoy, es precisamente el entendimiento del poder económico con el poder político, que deja de lado los intereses de la gran mayoría de los ciudadanos.
En una democracia unos pocos no pueden decidir por los más.
La IP también es pueblo.