Ayer en este espacio de opinión, escribí sobre el hecho que la ex delegada de los programas federales en Baja California Sur y ex aspirante al Senado por Morena, Yanssén Weichselbaum a través de sus redes sociales ha mostrado su apoyo a la dictadura chavista de Nicolás Maduro en Venezuela e incluso celebró su supuesta victoria electoral del pasado domingo.
En grupos de Whatsapp y mediante otras plataformas, simpatizantes -presumo- de la política morenista y la propia 4T quisieron jugar conmigo la carta de la violencia política de género y la misoginia.
Qué fácil.
Pero no se va a poder.
Hace unos días en otra de mis entregas, me asumí feminista.
Escribí:
“Desde que en mis pininos como reportero tuve la oportunidad de presenciar talleres sobre equidad y paridad de género en el Instituto Municipal de la Mujer que dirigía Georgina Hernández, entendí la importancia del empoderamiento y participación política de la mujer”.
Y hay testigos.
Cuando la mayoría de los medios por consigna o legítima convicción “atacaron” a la entonces presidenta del Instituto Estatal Electoral, Rebeca Barrera por las acciones implementadas para garantizar la paridad de género en el proceso electoral local de 2011; desde el medio que entonces escribía se le dio todo el espacio y cobertura sumando voces de la sociedad para que se lograran los espacios para las mujeres en Ayuntamientos y Congreso del Estado.
Por ello son incontables las mujeres que ejercen política y gobierno a quienes como periodista siempre les he dado un trato de iguales con sus colegas hombres. La misma Yanseen como funcionaria pública tuvo la misma cobertura que cualquier servidor público mujer o hombre en el medio que hoy dirijo y soy propietario.
Pero sobre todo como testigos están las mujeres víctimas de violencia doméstica y/o sexual que durante toda mi carrera les he dado voz, la cobertura a sus manifestaciones el 8 de marzo y el puntual seguimiento que hicimos de los casos de abusos a mujeres y niñas que se expusieron en el tendedero de abusadores que conformaron los colectivos feministas.
No, no soy misógino.
La crítica hecha a Yanssén Weichselbaum no es “porque me moleste o incomode que una mujer acceda a espacios políticos o ejerza sus derechos políticos”.
Tampoco critico su ideología política, ni menoscabo su derecho a ejercerla.
La crítica es más sencilla: una ex funcionaria pública que desde su privilegio como parte del grupo en el poder en Baja California Sur y como uno de los principales cuadros políticos de la 4T, desde la seguridad y comodidad de la distancia apoya a una dictadura (de la ideología política que sea) que mata y reprime opositores y que tiene a su país en una severa crisis económica y humanitaria.
¿Y saben qué?
De los otros principales cuadros políticos de morena y la 4T en BCS, sólo Yanssén Weichselbaum publicó en sus redes una celebración por el supuesto triunfo electoral del dictador.
Revisé cada uno de los siguientes:
No lo hizo el gobernador Víctor Castro, quien siempre ha militado en las izquierdas, ni su esposa, Patricia López quien es una de las principales promotoras de la cuarta transformación en el estado.
No lo hizo Narciso Agúndez, líder político del Grupo Los Cabos, ni su hijo el alcalde electo de Los Cabos, Christian Agúndez, ni el líder estatal del principal partido de izquierda en México, el PT y diputado federal electo; Luis Armando Díaz.
No lo hizo Daniel Torres, su sucesor en la delegación estatal de los programas federales y fundador de Morena en el estado.
No lo hizo la senadora Lucía Trasviña, defensora radical de la 4T y el presidente Andrés Manuel López Obrador, ni el senador electo Homero Davis, ni la senadora plurinominal electa, Paola Telechea, ni el diputado federal electo, Manuel Cota, ni su papá director nacional de Segalmex, Leonel Cota.
No lo hicieron los alcaldes de Los Cabos y La Paz, Oscar Leggs y Milena Quiroga, respectivamente.
No lo hizo, ni su pareja, Omar Castro, jefe de la oficina del Gobernador.
Y no lo hicieron por una cosa:
Morena y la 4T a nivel nacional han tratado evitar vincular su movimiento a una dictadura como la de Venezuela.
Se ha insistido que la 4T no busca convertir a México en Venezuela.
Con sus publicaciones Yanssén Weichselbaum, dice otra cosa.
Cuando no hay argumentos contra los hechos, se busca la descalificación.
No es misoginia, es preocupación de lo que el grupo en el poder quiere para el país.