Este sábado, cientos de personas se volcaron a las calles de Baja California Sur como parte del Movimiento Nacional del Sombrero, una protesta ciudadana que exige justicia, seguridad y un alto a la corrupción e impunidad.
La convocatoria, que emergió tras el asesinato del alcalde independiente de Uruapan, Carlos Manzo, se ha convertido en un grito coordinado en varias entidades de México y Baja California Sur no fue la excepción.
En La Paz, cerca de 500 manifestantes caminaron desde el malecón hasta las puertas del Palacio de Gobierno. Al llegar, se toparon con barreras físicas: las autoridades estatales habían asegurado el acceso al edificio con vallas metálicas, impidiendo que la ciudadanía entrara al recinto aunque la protesta se mantuvo pacífica en todo momento.
Los asistentes vestían de blanco y levantaban cartulinas con lemas como “No queremos más héroes, queremos seguridad”, “Somos ciudadanía, no el enemigo” o “Amo mi país, me avergüenza mi gobierno”.
Por su parte, en Cabo San Lucas, un contingente similar partió desde la plaza Amelia Wilkes con destino a la delegación municipal. En esta manifestación participaron jóvenes, adultos y personas mayores, unidos por el reclamo: exigen la salida de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y un alto a la violencia que, según dicen, se ha tolerado en distintos niveles de poder.
Los manifestantes dejaron en claro que esto es apenas el comienzo de lo que consideran “un estallido social”: denunciaron que la corrupción, la inseguridad y las injusticias están siendo abrazadas por gobernantes federales y locales.
Este no ha sido un acto aislado en Baja California Sur. El Movimiento del Sombrero, impulsado principalmente por jóvenes de la llamada Generación Z, ha convocado marchas simultáneas en al menos 24 estados de la República.
Algunos de los estados donde también se registrarán manifestaciones incluyen la Ciudad de México, Aguascalientes, Chihuahua, Jalisco, Sonora, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Puebla, Veracruz, Guerrero, Morelos y Chiapas.


