Durante las 12 horas posteriores al crimen del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo hubo un desbordamiento de la indignación social.
Hubo reclamos al gobierno Federal, hubo llamados a la movilización social.
Hubo un ¡Ya basta!.
Sorprendentemente, en esas primeras 12 horas, quienes se sumaron a la condena nacional por el magnicidio, encontraron muy poca o nula respuesta de quienes desde 2018 han defendido al gobierno ante cualquier crisis social que ellos han considerado “ataques a su movimiento”.
Entonces pensé que finalmente este lamentable y condenable crimen, era el detonante de la unidad nacional, que quienes apoyan al régimen de manera legítima por convicción ideológica, también habían entendido que lo sucedido en Uruapan nos lastima a todos.
Cuando el otro magnicidio, el de Luis Donaldo Colosio, la condena fue general.
De la misma manera, en el homicidio del conductor de televisión Paco Stanley.
Y más recientemente por la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa.
Y claro que ante estos hechos se reclama y exige al gobierno en turno su esclarecimiento, que no haya impunidad. Es su responsabilidad constitucional.
Estos crímenes, como el del alcalde michoacano atenta contra el Gobierno y atenta contra los ciudadanos por igual.
Es el conflicto eterno del estado y pueblo contra los criminales, contra los violentos, contra los fuera de la ley.
Una herencia maldita que pasó de los gobiernos priístas, a los gobiernos panistas, luego otra vez al PRI y ahora a Morena.
Por que las balas no han distinguido partidos. No hay una sola corriente política en México que no cuente bajas por el crimen organizado en sus filas.
En esas primeras 12 horas hubo quienes comenzaron a señalar crimen de estado, aduciendo que el alcalde no había tenido el apoyo solicitado al Gobierno Federal en múltiples ocasiones.
No comparto que el de Carlos Manzo sea un crimen de estado. Ha habido presidentes que sí han ordenado muerte, pero no creo que este sea el caso.
Omisión, se tendrá que investigar.
Después de las 12 horas de silencio oficial, vino el primer mensaje de la presidenta.
Aunque tardío, lo consideré correcto: condenó el crimen, se solidarizó con los deudos y comprometió investigación y que no habría impunidad.
Entonces “mágicamente” se activaron las redes de defensa del movimiento de la 4T.
Entonces la condena social, derivó nuevamente en polarización.
Un crimen que nos lastima a todos, se bajó al vulgar enfrentamiento de los “chairos” vs los “fifis”; de los cuatritransformados vs los neoliberales.
De la siempre cochina política.
Y sí, habrá quienes ilusamente quieran usar el crimen para sus intereses políticos. Desgraciadamente es el nivel de nuestra clase política.
Pero yo vi pronunciamientos legítimos, de ciudadanos legítimos con nombre y apellido.
Y eso no se puede ignorar y menos descalificar.
Esta mañana seguí con atención el mensaje de la presidenta en la “mañanera”.
En su pronunciamiento, nuevamente correcto, Claudia Sheinbaum, condenó los hechos, se solidarizó con los deudos y ofreció cero impunidad.
Agregó justicia, tanto en el crimen, como social para la pacificación de Michoacán.
Descartó regresar a la estrategia de “guerra del narco” que se implementó con Calderón y se continuó con Peña Nieto, que había demostrado no haber funcionado.
El mensaje de una jefa de estado.
Entonces vinieron las preguntas de los “periodistas” que acuden a la “mañanera”.
Con preguntas a modo, entonces la Presidenta se quitó la banda presidencia y se puso la playera de Morena.
Reveló que de manera paralela a la investigación del homicidio de Manzo; también pidió que se investigaran cuentas de redes sociales que se estaban usando para una campaña de desprestigio contra el régimen, a las que se les estaba metiendo mucho dinero.
“Que eso también era importante”.
De la marcha que se convoca para el 15 de noviembre para protestar por el crimen y la violencia en el país, desde ahorita atajó que la mueven intereses perversos.
Entonces desde ya, quienes pudieran acudir de manera legítima por su preocupación por homicidios, desapariciones, cobros de piso, secuestros, son meros opositores que “quieren que regrese el PRIAN”.
Para esos temas, está la Luisa María que se pinta sola para estos debates contra la oposición. Está el ex peñanietista Arturo Ávila; y hasta estoy seguro que Noroña tendrá qué decir y contradecir.
La presidenta es de todos los mexicanos.
Claudia Sheinbaum tenía la oportunidad de convocar a la unidad.
De sumar a todo el pueblo y todos los niveles de gobierno contra los violentos.
Lastima el magnicidio.
Lastima más la polarización.

