Cuídate de meterte en “la burbuja”.
A partir de que tomes protesta como presidente Municipal – o muy probablemente ya lo estés viviendo-, todos quienes te rodean, comenzarán a “cuadrarse” contigo.
Todas tus ideas serán brillantes; serás el más guapo, el más inteligente, imposibilitado de cometer cualquier error.
Un líder político nato, destinado a los más grandes espacios de la patria.
Humano, generoso y sensible.
La soberbia ya no será soberbia, sino determinación y carácter.
Los errores que puedas cometer serán de otros… de tus antecesores y de tus detractores o críticos.
Para tus compañeros y subordinados tu gobierno será el más exitoso.
Ya no habrá deficiencias en el suministro de agua, las calles y colonias estarán siempre limpias, alumbradas y seguras.
No habrá derrames de aguas negras en las calles y la recolección de basura será eficiente.
Nadie en tu gobierno incurrirá en actos de corrupción.
Habrán desaparecido las miles de familias asentadas en zonas de riesgo y alto riesgo y quienes han sido defraudados y llevados a vivir en predios en litigio y que por ello no cuentan con el más elemental servicio básico.
Y quien no lo vea así, será por sus oscuros intereses.
Nunca por tus malas decisiones y acciones.
Así, poco a poco tus compañeros y subordinados, te harán ver otra realidad.
Una realidad alterna para alimentar tu ego.
A esto, lo llamo “la burbuja”.
En más de 20 años como periodista he visto a todos tus antecesores quedar encerrados en ella.
Una nube de halagos que nublan la vista del gobernante.
Para evitarla, te recomiendo ampliamente capacitarte en inteligencia emocional.
El poder es muy difícil de asimilar si no se tiene la inteligencia emocional para asumirlo.
Tu ego, alimentado cada día por tus compañeros y subordinados e incluso por medios de comunicación y empresarios o líderes sociales, será lo más difícil de controlar.
Se que prácticamente toda tu vida haz convivido con el poder y que lo conoces muy de cerca, pero en esta ocasión hay una diferencia abismal: el poder estará en tus manos.
Es tu firma, es tu nombre y es tu presente y futuro político.
Son tus decisiones.
No cometas el error de creer que por ser el jefe, nadie de tu equipo tiene mejores ideas que tú.
Muchos de los que te antecedieron integraron en su gabinete a personas de quienes valoraban sus ideas, conocimiento y capacidad, pero desde el momento que su ingreso dependía de ellos, los dejaron de escuchar.
-El ego y la soberbia son malos consejeros-… ¿Cómo va a saber más que yo un subalterno?
Por eso además de tu equipo, busca personas de toda tu confianza o de la iniciativa privada y la sociedad civil organizada que no tengan nada que ver con tu gobierno; que su ingreso no dependa de ti y escúchalos.
Que te sacudan y te aterricen.
Que revienten la burbuja.
Es bueno tener quien nos aliente y alimente el ego, sería muy difícil vivir si sólo tenemos retroalimentaciones negativas de lo que hacemos o emprendemos.
El halago nos motiva a seguir adelante, pero quedarse sólo con el halago en política y administración pública es muy peligroso.
Recuerda:
No hay gobierno perfecto.
Cuando te digan que todo está bien en tu gobierno, lo más seguro es que todo esté mal.
Mañana… la maldita gubernatura.
