David Rojo, además de dejar huella en Los Cabos con una escuela periodística independiente basada en la denuncia social, en sus “pasatiempos” nos ha hecho voltear la mirada, al suelo, al cielo y ahora… a las estrellas.
Mirar el suelo
Allá a finales de los 90s y principios de los 2000s cuando me abrió las puertas a su hogar y su empresa, además de liderar el diario más importante de la región, los fines de semana “se iba tras el hueso”, como él mismo bromeaba al hablar de su actividad de ir en búsqueda de fósiles.
En la sierra de la zona norte de Los Cabos, David Rojo hacía registro fotográfico de cientos de fósiles, principalmente de animales marinos que habitaron esta zona de la península hace millones de años.
Entre sus incursiones con otros entusiastas se logró la localización de una mandíbula fosilizada de mamífero, que se pensó era de un caballo, pero que resultó ser de una cebra prehistórica, lo que vino a revolucionar el estudio de este tipo de animales que se desconocía su existencia en esta región.
Con ello se creó la asociación “Semilla de Orgullo” que como principal objetivo tuvo la construcción del Museo de Historia Natural de Cabo San Lucas, que hoy forma parte de la oferta cultural de Los Cabos y cuya pieza central en exhibición es la mandíbula de cebra.
Mirar al cielo
Durante sus constantes visitas a la sierra, David Rojo alzó la vista, con su cámara comenzó a capturar ahora la riqueza de la gran variedad de aves de presa de la región.
A finales de los 2000,s y finales de los 2010s, el periodista sin ser experto comenzó a documentar decenas de aves de presa que plasmó en el documental “El paraíso también tiene alas”.
Su trabajo documental sobre estas aves en Los Cabos y Baja California Sur lo llevó a montar una exposición fotográfica con el mismo nombre en la Ciudad de México y llevar platicas en distintas universidades.
Mirar a las estrellas.
Retirado de su responsabilidad de director de diario, en los 2020s donde ha dedicado su tiempo a escribir 5 libros, desde su casa en Cabo San Lucas, fijó su vista al cielo nocturno.
Entonces descubrió una gran riqueza también muy poco conocida de Los Cabos.
Sus cielos estrellados.
Investigó y supo que Los Cabos históricamente ha sido un punto de interés para el estudió astronómico, incluido de eclipses.
Y es que Los Cabos tiene además la fortuna de no contar con industria pesada contaminante y por su clima sus cielos son despejados la gran mayoría del año.
Así en su nuevo “hobby” David Rojo ha documentado ya 70 de las 88 constelaciones reconocidas por la comunidad astronómica internacional, las cuales ha compartido a través de su espacio en “Los Cabos extraordinario”.
Visionario siempre, David Rojo ha propuesto para quien lo quiera tomar de nuestras autoridades, cambiar el tipo de iluminación de Los Cabos, por otro tipo de lámparas que evitan la contaminación lumínica del cielo nocturno.
Es decir, para que se vuelvan a apreciar los cielos nocturnos estrellados.
Hace unos días, platicando de los tres temas, le expresaba que tanto la exploración de fósiles, como la observación de aves y la observación de las constelaciones serían nuevos productos turísticos que podrían ser aprovechados para hacer más competitivo al destino.
Me corrigió que lo más importante es generar pertenencia de los que aquí vivimos, por que solo así conociendo la riqueza y sintiendo orgullo del lugar donde se vive, se cuida.
“No se puede cuidar lo que no se quiere”, me dijo.
Sigo aprendiendo de él.
PD.- En su incesante inquietud por rescatar y preservar la riqueza histórica, cultural y arqueológica de Los Cabos, David Rojo ha retomado su intención de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia regrese a Los Cabos las piezas halladas en los 90s en la zona de El Médano.
El proyecto ya fue presentado ante el presidente Municipal, Christian Agúndez y mostró interés.