Desarrollo turístico Costa Palmas deja sin playa a pescadores en La Ribera

Por Daniela Reyes / Causa Natura Media

La construcción de una marina y la desviación del Arroyo Santiago para el proyecto turístico e inmobiliario Costa Palmas, de la empresa Desarrolladora La Ribera, ha modificado la línea de costa y puesto en riesgo el derecho a la pesca de 80 pescadores en la comunidad de La Ribera, Baja California Sur.

De acuerdo a pescadores, en algunos tramos la playa se ha erosionado y en otros ha ganado terreno al mar, un proceso conocido como acreción. Sobre este último caso, señalan, el proyecto se ha apropiado de los terrenos que ha dejado el retroceso del mar y ha obtenido la concesión de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), que equivale a 20 metros de ancho contiguos al mar.

Debido al incremento de la playa, la concesión de los pescadores ya no se encuentra en la orilla del mar, sino a unos 200 metros tierra adentro en una superficie que ya no les sirve para varar y desvarar sus embarcaciones.

“En aquel tiempo, el mar bañaba la arena como a 200 metros más hacia arriba. Posteriormente, Costa Palmas ganó terrenos al mar, la playa se retiró y el mar se fue haciendo más para allá”, explicó Mario Leal Armenta, secretario de la Federación de Sociedades Cooperativas del Sur de Los Cabos que agrupa a nueve cooperativas, entre ellas, Cooperativa Leal, de la que es miembro.

De acuerdo con Leal, ninguna de las dos concesiones cumple el objetivo con el que fueron otorgadas, ya que la de Costa Palmas es para conservación, y la de los pescadores es para varar y desvarar embarcaciones, usos que no se les da actualmente.

Por esta razón los pescadores exigen desde hace un año a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) que revoque ambas concesiones y que entregue al Ayuntamiento de Los Cabos un acuerdo de destino provisional para mantener el uso público de la playa.

“Con el acuerdo de destino provisional el municipio sería el encargado de administrar el área y después decidirán si se concesiona a la comunidad, a la federación o a las cooperativas, pero ahorita lo que queremos es que la comunidad de La Ribera no pierda las playas y se mantengan de uso común”, señaló Leal.

Para este reportaje Causa Natura Media contactó a la empresa Desarrolladora La Ribera a través de los canales de comunicación disponibles de Costa Palmas y hasta el momento de la edición no ha habido una respuesta.

Turismo de “sol y… ¿playa?”

Costa Palmas se asentó a partir de 2006 frente a una playa de 3.2 kilómetros en un área de 360 hectáreas de tierra comunal en la desembocadura del Arroyo Santiago, que tiene una forma de abanico de 4.3 kilómetros de ancho. En el sitio se extendía un humedal costero con nueve hectáreas de cuerpos de agua, 5.9 hectáreas de dunas y 1.9 hectáreas de palmar, que fueron removidas o rellenadas para estabilizar el suelo.

El arroyo aportaba sedimento a una extensa playa de 7.8 kilómetros de arena dorada fina. Ahí aproximadamente 100 pescadores, organizados en cuatro cooperativas trabajaban en la amplia playa frente al pueblo y dejaban varadas sus embarcaciones en la concesión DGZF-636/01, que conservan y comparten desde 1994. Se trata de 400 metros de largo y 20 metros de ancho, bajo un título a nombre de la Cooperativa Punta La Ribera.

Antes de Costa Palmas, la playa solía ser la plaza pública de la comunidad, es decir, el espacio de encuentro por excelencia, señaló la tesis de Carmina Valiente, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

Los pescadores eran quienes hacían una ocupación más evidente con las enramadas, estructuras hechas con hoja de palma de dátil, en donde se refugiaban del calor a la orilla del mar y fileteaban el pescado después de las faenas en el mar.

“La playa y las enramadas eran nuestra segunda casa. Nos íbamos a platicar, a tomar un refresco, unas cervezas, a hacer algún pescado, a convivir con nuestros amigos. Ahora no hay nada, en la playa no hay ninguna enramada, tampoco está la palapa grande que había y que de repente desapareció. Poco a poco nos han ido desmantelando”, señaló Leal.

Hace 10 años Leal tenía su propia enramada en la playa pero cuando se cayó e intentó levantarla, la dirección de Zofemat de Los Cabos le negó esta posibilidad. Así, una a una, las enramadas fueron desapareciendo.

Todavía hay pescadores más jóvenes como Roberto Minjares, miembro de la cooperativa Pescadores del Cortés, que vieron la playa libre, se podía varar y desvarar sin ningún problema. Sin embargo, eso cambió.

“El año 2006 marca un antes y un después en la historia de la gran transformación que tenemos hoy”, señaló Reina Macklis, residente de la comunidad. Entre 2006 y 2008, la empresa Desarrolladora La Ribera recibió las autorizaciones ambientales de Semarnat para construir el megaproyecto náutico y residencial conocido hoy como Costa Palmas, que incluía un club de playa, una zona comercial, un campo de golf de 57 hectáreas, 300 cuartos de hotel, 800 unidades de condominios y 945 lotes residenciales.

Lo primero que hicieron fue cercar el terreno de 360 hectáreas y solo dejaron un acceso en medio de los 3.2 kilómetros de frente de playa.

En 2008 recibieron las autorizaciones para la construcción de un fraccionamiento náutico residencial, canales de navegación, zona de comercio, lotes al canal, área de servicio, lotes aledaños a la marina, club de playa, lotes frente al mar y dos escolleras (norte y sur) de 200 metros para el canal de acceso, que modificaron con una ampliación de 157 metros a la escollera norte en 2018.

“Desde el principio (la marina) no estuvo bien diseñada y no fue evaluada de manera correcta. El sedimento empezó a entrar en los canales de navegación, se azolvaba, tenían que estar dragando de manera continua y era insostenible a largo plazo”, señaló Sarahí Gómez, coordinadora de investigación en el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

La erosión y acreción son procesos naturales de la costa, pero estos se pueden exacerbar por actividades humanas. De acuerdo con Enrique Nava, profesor investigador del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional, las infraestructuras que generan más impacto en este sentido son los espigones y escolleras.

Las escolleras son estructuras de piedra en el mar colocadas de forma vertical u horizontal para desviar el impacto del oleaje y proteger los puertos. Sin embargo, el gran problema de estas estructuras es que de un lado retienen sedimento y del otro lado favorecen la erosión.

Otro factor que aceleró la acreción y erosión de playas fue la obra de encauzamiento del Arroyo Santiago, que reclamaba su cauce y provocaba estragos en zonas colindantes de Costa Palmas, inundando los campos de golf, por ejemplo.

En 2018 la empresa recibió la autorización de la Semarnat para la construcción de dos muros y confinar el cauce del arroyo de ambos lados. El lado izquierdo está próximo a construirse, mientras que el lado derecho tiene una longitud de 7.7 kilómetros con alturas desde 2.77 hasta cinco metros y fue inaugurado en septiembre de 2023. A partir de entonces el arroyo está confinado y corre en un canal más angosto que su cauce natural.

El confinamiento tiene como consecuencia que la arena que transportaba y que antes se distribuía en toda la desembocadura del arroyo, ahora solo sale por una sección estrecha de la playa, lo que forma un montículo que para el oleaje es más difícil de mover y distribuir entre todas las playas, explicó Armando Trasviña Castro, investigador titular del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Unidad La Paz.

“La obra de encauzamiento crea una alteración de la dinámica del transporte de arena en el litoral de la costa y además la escollera va a retener el sedimento que debería abastecer las playas al sur. Es como darse un tiro en el pie porque esa arena es la que crea nuestras playas, y las playas crean la duna y la duna crea la protección de la línea de costa. Es justamente lo que no debe de hacerse en el resto del estado”, señaló Trasviña.

La desviación del arroyo ha exacerbado los impactos de las escolleras en las playas del sur. Del lado donde está la playa El Surgidero o playa central, hubo erosión de la playa al grado de que puso en riesgo la marina y las residencias del proyecto.

El turismo de “sol y playa”, atractivo de Costa Palmas, se empezó a quedar sin lo segundo, por lo que en 2020 la Desarrolladora La Ribera ingresó ante la Semarnat un proyecto para rehabilitación y estabilización en la zona de playa frente a Costa Palmas, y así reducir los sitios erosionados, según señalaba la Manifestación de Impacto Ambiental.

Este proyecto fue autorizado en el 2021 y consistía en la instalación de siete islotes de arena y tres rompeolas, tres diques de protección, y relleno de playa para cubrir los diques y recuperar el ancho de playa que existía anteriormente.

“La afectación (por la erosión) era demasiada y obviamente los intereses del proyecto ya estaban en juego porque estaban perdiendo completamente la playa. Esto habla de cómo el mal diseño del proyecto empezó a tener consecuencias y lo llevaron a emprender acciones de rehabilitación, y que también no hubo una evaluación correcta respecto a los impactos y no se establecieron medidas de mitigación adecuadas”, señaló Gómez.

Añadió que Desarrolladora La Ribera fue denunciada ante la Profepa por iniciar con las obras de rehabilitación antes de contar con la autorización de Semarnat. Sin embargo, las denuncias no prosperaron.
Para Valiente, Costa Palmas es una inversión de alto riesgo, que fue planeada en papel, pero que ha tenido dificultades para su realización, lo cual ha elevado los costos de construcción y con ello la urgencia de continuar con la obra a toda costa.

Pescadores sin playa

Los pescadores vieron como el área frente a su concesión crecía lentamente y los alejaba de la costa. Con el dragado de la marina, sus playas pasaron de ser de arena limpia a llenarse de rocas.

A inicios de 2024, los pescadores solicitaron una dársena para las cooperativas y los permisionarios, que consistía en un espejo de agua con espigones y muelles para varar y desvarar embarcaciones. Durante este proceso se enteraron de que los terrenos ganados al mar al frente de su concesión y una nueva concesión al pie de la playa eran de Desarrolladora La Ribera.

En 2017 la Dirección General de Zofemat y Ambientes Costeros de la Semarnat renovó la concesión a la Cooperativa Pesquera Punta La Ribera con una vigencia de 15 años que abarca una superficie de 7 mil 986 metros cuadrados con 400 metros de largo. El uso que ampara el título es exclusivo para uso pesquero, es decir, para varar y desvarar embarcaciones.

Sin embargo, desde el 2005 la misma institución le entregó a Desarrolladora La Ribera una concesión de 142 mil metros cuadrados para la construcción y operación de la marina, un rompeolas y un muelle, y otra concesión por 68 mil 319 metros cuadrados que se traslapa con la concesión de los pescadores.

El uso otorgado para la concesión de la empresa que se traslapa con la de los pescadores es para uso exclusivo de protección, por lo que solo se permiten actos para mantener la superficie concesionada en estado natural.

“No autorizándole la instalación de elemento alguno, la realización de construcción alguna, la realización de actividad alguna ni la prestación de servicio de ningún tipo”, señalaba el título de concesión.

Los pescadores denunciaron que Costa Palmas no ha respetado el uso de la concesión, ya que ha rellenado el área para evitar erosión y ha colocado infraestructura turística, avaladas por las autorizaciones de Semarnat para la rehabilitación y estabilización de la playa.
Además, señalaron que no puede haber dos concesiones de Zofemat en una misma zona, una frente a otra.

“Se tienen que analizar las condiciones en las que se le otorgó una concesión a Costa Palmas que está por encima de los derechos de los propietarios legítimos de la concesión (en referencia a los pescadores) y de usuarios de un sector que ha hecho un uso histórico de la zona. Además, Costa Palmas al ser el titular de esa porción de la Zofemat también ha condicionado el acceso a la zona y no debería de ser así”, señaló Gómez.

En 2016, representantes de Costa Palmas hicieron un convenio con los pescadores de la Cooperativa Punta La Ribera para el uso gratuito de la rampa en la marina, pero los pescadores, a expensas del convenio, temen que las condiciones cambien en cualquier momento.

Además el convenio no toma en cuenta a los pescadores de las otras cooperativas y a pescadores libres, por lo que pescadores como Minjares salen a pescar desde el único acceso que queda a la playa principal o pagan para hacer uso de la marina. Mientras que otros, al no tener un área definida, han dejado su vida en el mar para incorporarse a trabajar, incluso en Costa Palmas.

“Si seguimos así va a llegar el momento en que la práctica de la pesca va a quedar en el olvido. Somos pocos los que habemos. El tema de las concesiones y los terrenos ganados al mar por otras empresas nos ha llevado a la quiebra como pescadores”, señaló Minjares.

Los habitantes de La Ribera han sido desprovistos de lugares que histórica y culturalmente habían utilizado y los pescadores han sido desplazados de su espacio de trabajo.

La pérdida de estos ambientes implica tambien la violación al derecho a un medio ambiente sano, de acuerdo con Gómez.

Los pescadores de la comunidad viajaron a la Ciudad de México para exponer su caso ante las oficinas centrales de la Semarnat el 16 de enero pero no han tenido respuesta. En tanto, Leal señaló que el gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro, no ha atendido las solicitudes de reunión de los pescadores desde abril de 2024.

“Somos un pueblo hecho de pescadores olvidados por los gobiernos que siempre apoyan más a las empresas del desarrollo que a nosotros”, señaló Minjares.

La lección de La Ribera para Baja California Sur

Resolver la situación de las concesiones y terrenos ganados al mar debe ser la prioridad para los gobiernos locales y federales, de acuerdo con los pescadores de La Ribera, para garantizar el futuro de este espacio público.

Los pescadores, como Leal, tienen esperanza de que el tema de las concesiones se resuelva a su favor ya que ven con optimismo el actuar de la nueva titular de la Semarnat, Alicia Bárcena, quien ha revocado recientemente autorizaciones ambientales a proyectos cercanos a La Ribera, como Baja Bay y La Abundancia en Cabo Pulmo.

Los investigadores consultados para este reportaje desconocen cuál será el desenlace de los impactos de la marina, las obras de estabilización y la desviación del arroyo, debido a que son procesos que suceden de manera casi imperceptible en el tiempo. Sin embargo, tienen certeza de que la forma más efectiva de proteger La Ribera y Baja California Sur es evitando que esto vuelva a pasar.

“Costa Palmas es un ejemplo de todo lo que no se debe hacer en un proyecto turístico costero. Era un proyecto que no era viable para la zona en la manera en la que estaba planteado, por lo que ha generado un cúmulo de afectaciones ambientales, económicas y sociales. Lo que le toca a la autoridad es (…) hacer una evaluación efectiva sobre la viabilidad ambiental de los proyectos y establecer las mejores medidas de mitigación porque es imposible resarcir por completo el daño cuando ya está hecho”, señaló Gómez.

*Este artículo se publicó originalmente en Causa Natura Media.

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