Ricardo Barroso ayer dio la nota política del momento.
Una jugada que mueve el ajedrez político sudcaliforniano para el 2027.
El cuadro más importante del priismo sudcaliforniano en la última década; el dos veces candidato a gobernador, Senador de la República por voto popular y una vez candidato a la Presidencia Municipal de La Paz se dejó retratar nada más y nada menos que con el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano y ex candidato del mismo partido a la Presidencia de la República, Jorge Álvarez Máynez.
Finalmente, tras una exhaustiva búsqueda del dirigente estatal de MC, Ernesto Altamirano, el partido naranja ya tendría candidato a la Gubernatura.
Una búsqueda que pasó por pláticas hasta con el alcalde cabeño, Christian Agúndez, quien declinó la oferta; pero que también “dio alas” al ex subprocurador y ex secretario de seguridad pública, Lenin Rodríguez.
Aunque mañana salgan a decir que habrá competencia por la candidatura entre los dos u otros; Lenin quien ha participado activamente en MC, no tiene la foto con el líder nacional que ahora exhibe Ricardo.
Y Barroso no se exhibiría en una foto como la de ayer, de no tener un acuerdo en su beneficio.
Pero además, para Movimiento Ciudadano, Ricardo Barroso representa un cuadro con números comprobados en las urnas, lo que le permitiría sumar diputaciones y regidurías en Baja California Sur, además de un posible incremento de su militancia.
Para Ricardo Barroso Movimiento Ciudadano representa una oportunidad de continuar su carrera política, atascada por tres años.
Pero sobre todo, oportunidad de negociaciones en el escenario político de 2027.
Después de la elección de 2021 y la reelección en la dirigencia estatal priista de Fabrizio del Castillo, Ricardo pintó su raya con el partido en el que milita desde chavo.
Él mismo en varias ocasiones ha comentado en medios su alejamiento de la política.
Aunque Ricardo Barroso, como el “animal político” que es, en su periodo de “alejamiento” se dejó retratar también con el alcalde cabeño Oscar Leggs, en su rancho de Migriño, cuando éste gozaba de las mieles del poder recién electo; y más tarde fue invitado a reuniones y festejos en terrenos del Agundizmo.
Por ello en corridillos políticos en el 2024 se especulaba que Ricardo finalmente se sumaria a las filas de la 4T, lo cual no sucedió en lo público, pero tampoco participó desde su partido.
Con MC, Ricardo Barroso encuentra como otros priistas a nivel nacional, una transición más tersa y menos polémica al mudar de piel ante la muerte política que se vaticina para el PRI en 2027.
Para el PRI sudcaliforniano en manos de Fabrizio del Castillo, la salida de su cuadro político más importante podría acelerar la catástrofe.
Otros cuadros priistas inconformes con la dirigencia de Fabrizio podrían seguir los pasos de su dos veces candidato a Gobernador.
Pero el regreso a la escena política de Ricardo Barroso no tendría sólo efectos en el PRI y Movimiento Ciudadano, sino en la propia sucesión de la 4T.
Me explico.
En el hipotético pero muy posible caso de una ruptura entre Morena y el PT, donde Morena llevara como candidata a la alcaldesa paceña Milena Quiroga y el PT a su homólogo cabeño, Christian Agúndez, en la lógica Ricardo Barroso podría sumar simpatías en La Paz, “restándole votos” a Milena, quien para un triunfo depende en gran medida del voto paceño.
Con ello Barroso podría terminar facilitando el camino de Agúndez a la Gubernatura, ya que Milena no ha podido entrar como quisiera en Los Cabos.
Y este escenario, de valorarse por Morena podría abrir una ventana al diputado federal, Manuel Cota.
El efecto Ricardo Barroso.
Las piezas se movieron.
El 27 se pone interesante.