-El autor es maestro en derecho y catedrático de la materia en la UABCS.
Una cifra que ronda los 76 millones de mexicanas y mexicanos optaron por impedir que la farsa se hiciera vinculante. Se adelantaron al trabajo de las y los ministros de la SCJN, las razones saltan a la vista. El imperativo nacional también.
Las causas de este nuevo fracaso en consultas populares son multifactoriales; van desde los pésimos resultados en cada política pública y su inevitable interdependencia respecto de las fallidas promesas de campaña presidencial, pasan también por la evidente segregación de amplios y diversos sectores de la población que son sistemáticamente excluidos de programas de gobierno, de políticas públicas, de las becas y de los apoyos algunos de estos últimos que han desaparecido por completo, y que antes sacaban adelante a gente muy desfavorecida como el seguro ganadero, el apoyo al campo, entre otros. Ahora solo se tiene acceso a los apoyos, si eres afiliado al partido morena y sus satélites, si no, te segregan.
Un tema interesante y que se relaciona de manera directa con este nuevo fracaso político, es el permanente ataque a la institución más representativa de la ciudadanía mexicana, el INE México. Y del cual las primeras líneas que dedican desde el gobierno central, tras el descalabro de esta última consulta popular, lleva implícita una dedicatoria de ataque a esta institución; no sin dejar ver una profunda amargura por representar el INE México Instituto Nacional Electoral la barrera ente la Democracia y la Dictadura, nada menos.
No parece quedarle claro al Presidente la contundencia del mensaje de la abrumadora mayoría de compatriotas, representada en poco más del 81% del padrón electoral, le ha dicho NO a todo resultado e iniciativa que haya salido desde su escritorio en los últimos tres años y meses de su gestión.
México le dice no al Presidente, pero también al Poder legislativo que se ha alejado de su deber de ser la autoridad ordenadora y vigilante y supervisor de los actos del poder ejecutivo; eso es en sí mismo una traición al elector; pues en el ánimo de “agradar” al ejecutivo, se olvidaron del mandato popular y en especial del mandato constitucional de división de poderes.
México le ha dicho NO al Presidente de la SCJN, quien ha especulado y confirmado su deseo de sacar ventaja con una minoría de ministros, para enrutar al país, a un futuro incierto de deudas por demandas derivadas de incumplimientos al T-MEC, y de contradicción a la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, en cuyo artículo 27, queda claro que ninguna reforma puede usarse para dar efecto retroactivo a las obligaciones convencionales previamente contraídas por los países parte. Un dato elemental que un Ministro Presidente no puede inobservar, sin quedar exhibido en sede interna e internacional.
México le dice no a la apuesta presidencial por las energías fósiles, en lugar de destinar el presupuesto a las energías renovables, no a la corrupción del gabinete y familiares, no al injustificable endeudamiento externo, pero también al endeudamiento público por la cancelación de la obra del NAICM y por entregar a precio mayor, una obra incompleta e inoperante, que no cumple la función proyectada de traer más turismo internacional y que es disfuncional en cuanto a incrementar la movilidad en el estrecho espacio aéreo de la CDMX.
México le dice no a la cacería de brujas emprendida a los opositores de este régimen, mientras que por delitos iguales o peores, se premia a los funcionarios de su gabinete, e incluso a sus propios hijos. Los electores mostraron su músculo, por encima de partidos políticos, pero también, por encima de la elección de Estado.
El mensaje de México es claro: “Terminas y te vas”