Hoy en México se celebra el día de la libertad de expresión, que en los hechos es el día que la sociedad mexicana reconoce como el día de la libertad de prensa y de los periodistas.
Quienes tenemos por oficio o profesión informar periodísticamente, nos llenamos de felicitaciones y reconocimientos por parte de los líderes de opinión de la sociedad; de los políticos, gobernantes, empresarios y liderazgos de la sociedad civil organizada.
Cada una de las felicitaciones y reconocimientos se agradece y se valora.
Sin embargo, lo que muchos de ustedes no saben es que el periodismo crítico, ese que sirve a la sociedad y a los propios gobiernos por ser un efectivo puente de comunicación entre ciudadanos y autoridades, que sirve para dar voz a la oposición para generar contrapesos en un momento de país donde urgen los contrapesos, vive uno de sus momentos más críticos.
El periodismo crítico y social en Baja California Sur, agoniza.
Y no es (hasta el momento) por la instauración de un régimen autoritario, represor de periodistas.
El periodismo crítico y social en Baja California Sur, agoniza por inanición.
Como ustedes saben, los medios de comunicación, somos empresas y las empresas necesitan ingresos.
En la época del papel, del periodismo impreso en los periódicos, las empresas sustentaban sus ingresos y por tal su operación en la venta del periódico como producto, la venta de publicidad comercial, los convenios gubernamentales y/o políticos (en la menor proporción posible); y en muchos casos, una imprenta comercial para apuntalar el negocio.
La radio y la televisión, tengo entendido, se sustentaban netamente de la publicidad y los convenios.
Con finanzas sanas sustentadas en la venta comercial, permitía que los medios de comunicación (quienes lo querían) mantuvieran una independencia en su línea editorial y generar contenidos noticiosos y periodísticos críticos.
Con el tránsito de los medios de comunicación a las plataformas digitales, como parte del ejercicio evolutivo del comportamiento humano, los medios de comunicación, principalmente regionales, como en el caso de Baja California Sur, perdieron los dos más importantes pilares para su economía e independencia editorial; la publicidad y la venta de un diario o revista como producto.
La publicidad en este momento de la historia de los medios de comunicación es ampliamente acaparada por Google y las redes sociales.
Las empresas que con su publicidad permitían finanzas sanas a los medios de comunicación y con ello, su independencia editorial, han dejado de comprar publicidad a medios locales o regionales, y destinan su presupuesto de promoción única y exclusivamente a las redes sociales.
Los convenios que se tenían con los gobiernos, para quienes insistimos en mantener un periodismo crítico y una línea editorial independiente, tampoco son opción, por que como nunca, en mis veintitantos años de periodista, los gobernantes son intolerantes a la crítica, cancelando convenios o retrasando pagos, llevando a práctica la máxima de López Portillo: “no pago para que me peguen”.
Adicional a ello, con el surgimiento de decenas y decenas de pseudo medios de comunicación, que se abren con el único objetivo de generar facturaciones en las direcciones de comunicación social, el recurso de los gobiernos para promoción se ha atomizado y se torna insuficiente.
Por ello, quienes no han tenido otra opción han encontrado en los convenios, su única fuente de sustento para llevar comida a la mesa, pero con un costo altísimo: su línea editorial. Muchos rentan su pluma y otros más venden cualquier cobertura para poder generar ingresos.
En esta nueva realidad del periodismo, ya no se puede desde lo local o lo regional, establecer empresas periodísticas con una base de reporteros, los medios de comunicación en su gran mayoría, son de un solo integrante, lo que por obviedad limita su capacidad de cobertura y acción.
Quienes tenemos planta laboral, no podemos generar salarios dignos.
Hoy se cierran más medios que nunca y veo con tristeza como compañeros de más de una década de experiencia, se quedan sin trabajo de la noche a la mañana y sin ninguna posibilidad de encontrar otro empleo en lo que saben hacer.
Así, la información que llega a los ciudadanos de medios comunicación críticos e independientes es subsidiada por generosos empresarios con alta responsabilidad social que entienden que los medios de comunicación independientes son de gran valor para la sociedad.
A ellos, mi eterno agradecimiento.
En diversas mesas he escuchado a empresarios y miembros de la sociedad civil organizada añorar los días que los periodistas no se encontraban al servicio del gobierno, cuando se denunciaba con firmeza la corrupción y los rezagos urbanos y sociales.
Estoy seguro que muchos de mis compañeros y colegas de contar con un ingreso sano como genera la publicidad comercial, estarían gustosos de hacer periodismo.
Más aún hay nuevas generaciones de periodistas, que tienen hambre de denunciar, de evidenciar y de dar voz a su generación, de generar contrapesos al poder.
En un país donde ustedes son testigos de los avances al autoritarismo, donde los medios de comunicación masivos, nacionales y tradicionales, han renunciado a su labor crítica y se han alineado a la narrativa del gobierno, los medios independientes podemos ser su aliado para defender la libertad, la democracia y sobre todo denunciar los abusos del poder.
Empresarios y miembros de la sociedad civil organizada:
El periodismo crítico e independiente está en sus manos.