En la oposición en México y en Baja California Sur, se acabó el tiempo de los partidos y es tiempo de la ciudadanía.
De confirmarse (que lo hará) el aplastante triunfo de Morena y aliados sobre los partidos de oposición el pasado 2 de junio con el cómputo final de los votos y con ello, confirmarse la existencia de un nuevo partido hegemónico en México, la oposición en búsqueda de contrapesos al inmenso poder de la presidenta Claudia Sheinbaum, pero también en la mayoría de los estados, incluyendo Baja California Sur no podrá ser desde los partidos, sino desde la ciudadanía.
La gran lección para los mexicanos que no coinciden con las políticas e ideología del partido oficial y sus satélites, que de acuerdo al mismo PREP sumarían más de 15 millones, es que los partidos tradicionales como el PAN, PRI, PRD y hasta Movimiento Ciudadano con su “nueva política” no serán útiles (de no reinventarse) para generar los contrapesos necesarios a Morena y aliados a nivel nacional y en Baja California Sur.
Más aún si se confirman los números que darían a Morena y aliados la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y prácticamente, en la Cámara de Senadores, con lo que la nueva Presidenta, prácticamente hará de su palabra ley.
Porque la disminuida oposición en ambas cámaras, más que contrapesos, serán meros testigos en primera fila de la implementación del famoso Plan C, que incluye el debilitamiento o destrucción de instituciones de contrapeso al poder presidencial, principalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación y hasta el mismísimo INE y de paso, el Instituto Nacional de Transparencia.
Lo mismo para Baja California Sur, donde por tres años el gobernador Víctor Castro, con sus 16 de 21 diputados locales, tendrá manga ancha para sus propósitos; también en este caso los diputados locales que quedaran de oposición muy poco o nada podrán hacer contra la aplanadora morenista.
A esta nueva oposición, le costará más que nunca encontrar espacios desde los medios masivos de comunicación y los medios nacionales o tradicionales para poder dar a conocer sus opiniones para hacer las críticas necesarias al gobierno, o sus propuestas de mejora a los temas de la agenda nacional y estatal.
Esta nueva oposición tendrá por fuerza que buscar otras formas de hacerse visible para el gobierno, pero sobre todo, para la ciudadanía.
Esta nueva oposición, tendrá que aprender a ganar la calle. Las manifestaciones públicas, masivas y pacíficas, serán su mayor herramienta.
Esta nueva oposición tendrá que aprender a escuchar a los ciudadanos y a representar sus causas. Muchos mexicanos votaron por Morena por que la oferta de la oposición, no representaba sus preocupaciones e intereses.
Esta nueva oposición tendrá que acudir a las redes sociales y a los pocos medios de comunicación independientes.
Esta nueva oposición tendrá que procurar que las cámaras y organismos empresariales no estén encabezadas por personajes serviles al gobierno.
Por ello, esta nueva oposición no puede ser encabezada por los partidos que en los hechos, con sus malos gobiernos empujaron a los mexicanos a votar por Morena en dos elecciones presidenciales.
Los millones de mexicanos que votaron por Morena, no ven autoritarismo en Morena, ven un partido que por primera vez los volteó a ver y les da apoyos.
Si quieren subsistir, los partidos tendrán que abrir las puertas de la ciudanía para que en 3 y 6 años presenten como candidatos, ahora sí perfiles nuevos y atractivos que le hablen a las masas.
Perfiles ciudadanos que no hayan sido parte de los gobiernos que ya le fallaron a la gente.
Luego del 2 de junio, sucedió un fenómeno que a pesar del túnel negro que se ve para el país con un partido hegemónico que pone en riesgo la mismísima Constitución, la división de poderes y hasta la democracia; empiezan a darse destellos de luz desde sectores de la sociedad más “acomodada”.
La sacudida del 2 de junio ha hecho que empresarios y profesionistas, comiencen a reflexionar sobre lo que se hizo mal como sociedad, sobre sus privilegios y las dos realidades que se viven en México y de la que no escapa Los Cabos y Baja California Sur; la de los ricos, ricos y la de los pobres, pobres.
La realidad de los que tienen todo y de la los que no tienen nada.
Lo más valioso es que por primera vez estos grupos empiezan a hablar de la gran necesidad de construir una sociedad más justa y equitativa.
Se alejan de la teoría del fraude electoral en 2024 (que sería lo más cómodo) y asumen su responsabilidad de la realidad nacional y local para explicar los resultados la elección.
Son estas voces las que deben conformar la nueva oposición en tiempos de un nuevo partido hegemónico.
En México y en Baja California Sur, la nueva oposición, desde la ciudadanía.
