El regreso del partido hegemónico parte 1… la democracia simulada

Desde la campaña de Xóchitl Gálvez se mandó un mensaje a la clase media:

El domingo 2 de junio, había que lograrse la participación del 62% del electorado, lo que supondría el triunfo de proyecto opositor a la Cuarta Transformación.

La clase media que el 2018 se había manifestado en urnas para apuntalar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y que en tres ocasiones salió a ganar la calle en más 100 ciudades del país con la marea rosa en contra de de su gobierno, acusaron de recibido el mensaje.

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En todo el país, desde muy temprano los mexicanos se volcaron a las urnas para manifestar su voto, con lo que según cifras oficiales del INE, se logró una participación de poco más del 60% del electorado.

No se había logrado el 62%, pero con un 60% de participación, lo menos que se esperaría fuera una elección cerrada y competida, con un equilibrio de fuerzas políticas en las cámaras de Senadores y Diputados.

Para nada, un 2 a 1 como reflejaron los resultados oficiales del INE, ese INE que se había advertido estaría al servicio del régimen cuatro teísta, cuando su presidenta, Guadalupe Tadei, en el pasado había mostrado claras simpatías por Andrés Manuel López Obrador y cuya familia forma filas en gobiernos cuatroteistas.

Ese INE que fue tibio y permisivo a la intromisión del Presidente en toda la campaña electoral.

La gente salió a votar sin saber que acudía a una simulación de democracia.
El voto masivo había de servir más tarde para legitimar el triunfo de la candidata oficialista.

Desde las 8:00 de la noche (tiempo del centro) el Programa de Resultados Electorales Preliminares, no permitió ninguna esperanza para quienes habían acudido a manifestar su voto en contra del régimen de la 4T.

Desde esa hora, hasta casi la media noche que la presidenta del INE informó los resultados del conteo rápido, el PREP mantuvo una tendencia de entre 58 y 60 puntos para Claudia Sheinbaum y entre 28 y 30 puntos para Xóchitl Gálvez, un 2 a 1 como había vaticinado desde las 7:00 de la noche y sin una sola casilla computada, el presidente nacional de Morena, Mario Delgado.

Sin una casilla computada, desde las 5:00 de la tarde ya se montaba en el zócalo de la CDMX el escenario donde Claudia Sheinbaum festejaría su victoria electoral.

El mensaje desde el régimen a la clase media fue: no importa lo que hagas, no importa que hayas salido al sol 4 horas para votar, nosotros tenemos el poder.
En el caso de las 9 gubernaturas que se disputaron este domingo desde las 6 de la tarde, el mismo Mario Delgado anunciaba carro completo para Morena.

Lo que siguió fueron entrevistas, actos y declaraciones de candidatos morenistas en el que todos coincidían que tendrían dos dígitos de ventaja por sobre sus competidores de la alianza PAN-PRI-PRD, eso a pesar que su lenguaje corporal en varios de los casos, más bien denotaban derrota.

Pero la línea narrativa ya estaba marcada: 2 a 1 para Claudia Sheinbaum y victorias de dos dígitos en los estados y el guion se siguió la pie de la letra.
Al cierre de la jornada se confirmó el triunfo morenista por dos dígitos, en Chiapas y Tabasco (estados de los que nunca se dudó de la victoria morenista); pero también para estados que se veían altamente complicados para el oficialismo, como la CDMX, Veracruz y Morelos; así como estados que se veían más cerrados terminaron por paliza como Puebla.

En el sinsentido de la jornada electoral y contra todo pronóstico el PAN terminaría perdiendo Yucatán, pero parar dar pinceladas de democracia, en la democracia simulada vivida ayer, se “permitió” que el PAN conservara Guanajuato y al aliado político bajo la mesa, Movimiento Ciudadano, se le “respetó”, Jalisco.

En el caso de las cámaras de Diputados y Senadores, que con la amplia participación ciudadana en las urnas, se antojaba para un equilibrio de fuerzas políticas, terminó según los resultados oficiales, en un Congreso de la Unión con mayoría calificada para el bloque oficialista, lo que en los hechos le permitirá a la nueva presidenta hacer lo que quiera con el país, para bien o para mal.

En una entrega anterior en este espacio de opinión, cuestionaba el por qué la candidata oficialista en la recta final de su campaña llamaba a un voto masivo, si el voto masivo nunca conviene a los candidatos oficialistas, por que se trata de un voto que es imposible de medir y te puede cambiar cualquier proyección y operación electoral; y planteaba que a menos que se invitara a votar en masa para que la gente acudiera a las urnas para legitimar un triunfo que se orquestaría desde el fraude electoral.
https://hoybcs.com/el-voto-masivo-que-pide-morena-relleno-de-urnas/

Así, ayer se aplastó a la oposición y comienza la destrucción de los contrapesos.

Así regresamos al México del partido hegemónico.

Así se vivió la democracia simulada.

Ángel Mora Rojo
Ángel Mora Rojo
Reportero, periodista de investigación, analista y asesor en estrategias de comunicación. Creo en la comunicación como medio para prevenir y resolver cualquier conflicto y en el periodismo y la información como la más poderosa herramienta para conformar una sociedad moderna, incluyente y democrática y sobre todo contra cualquier tipo de abuso de poder público o privado. NO SE MATA LA VERDAD MATANDO PERIODISTAS.

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