El voto masivo que pide Morena… ¿relleno de urnas?

En la recta final de las campañas presidenciales, en cada acto público, rueda de prensa, entrevista y en el mismo debate, la candidata de Morena y aliados, Claudia Sheinbaum ha insistido en su mensaje en el llamado a un voto masivo el 2 de junio.

Para quienes saben de política, parecería contradictorio que un candidato oficialista haga ese tipo de llamados. Al voto sí, pero no al voto masivo.

Regularmente, al partido en el poder lo que más le conviene es la menor participación ciudadana el día de la elección, para tener un voto movilizado fácil de cuantificar.

Un voto masivo significa que sale a sufragar un denominado “voto oculto” que no se manifiesta en encuestas y mucho menos en estructuras partidistas o promovidos y que por lo tanto puede mover cualquier operación electoral y los resultados presupuestados de una elección.

Los ejemplos ilustran:

En la elección local para Presidente Municipal de Los Cabos del 2018, prácticamente todas las encuestas pronosticaban un triunfo de Arturo de la Rosa que buscaba la reelección por el PAN (partido en el poder estatal); la entonces candidata de Morena, Armida Castro se reflejaba en un lejano tercer lugar.

El día de la jornada electoral, el equipo del panista realizó la misma operación que les había dado frutos en 2015 contra Narciso Agúndez, por lo que al cierre de casillas, se sentían confiados de su triunfo, al grado que el propio Arturo de la Rosa en entrevista, lo anunció.

Sin embargo, en esa elección se manifestó un voto oculto, de ciudadanos que no se habían medido en encuestas, de clase media que acudió a las urnas para dar su voto a Andrés Manuel López Obrador y de rebote por su candidata, Armida Castro, quien terminó alzándose con el triunfo.

Es decir, en este caso Arturo de la Rosa era el candidato del oficialismo en el estado. Tenía medido y cuantificado su voto. Pero el voto oculto a favor de AMLO movió la elección.
Entonces, ¿por qué Morena (hoy partido en el poder) pide un voto masivo el 2 de junio?
¿Será que están previendo que el voto oculto, que se manifestó en 2018 por AMLO, hoy se manifieste contra él y a favor de la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez?.

Explico: si los ciudadanos acuden de manera masiva el 2 de junio a votar por Xóchitl Gálvez y/o en contra de AMLO y la continuidad de la 4T, la operación que se prevé habría armado el partido oficialista y sus aliados para asegurar su triunfo y hacer de la elección “un trámite”, como aseveró la misma Claudia Sheinbaum, podría verse rebasada.

Más aún con los focos rojos que debe haber prendido en la campaña oficialista la marcha y concentración del Zócalo en la Ciudad de México y más de 100 ciudades alrededor del territorio nacional, para mostrar músculo contra la continuidad de la 4T.

Así, ni la gran estructura de los programas sociales, o la operación de las autoridades estatales de los estados gobernados por Morena serían suficientes para contener el llamado voto oculto.

¿Qué tendría que hacer el oficialismo entonces para asegurar su triunfo electoral?
Si tomáramos como manual la historia de gobiernos totalitarios en el pasado reciente de México, principalmente la elección de 1988, hay una respuesta: el relleno de urnas con boletas a favor de la candidata oficialista.

¿Dónde?

En los estados donde el partido oficialista y sus aliados gobiernan y controlan las policías estatales, municipales y las fiscalías.

De tal manera, si los mexicanos se vuelcan a las urnas el 2 de junio desde la narrativa del Gobierno Federal, el partido oficialista y aliados se podría decir que la gente acudió a las urnas a votar por ellos, con lo que legitimarían su triunfo.

Además, con las dos máximas autoridades electorales en el país, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que se han mostrado tibios para sancionar las múltiples violaciones a la ley electoral del Presidente y de la campaña oficialista, no es un escenario improbable.

Para la reflexión.

Ángel Mora Rojo
Ángel Mora Rojo
Reportero, periodista de investigación, analista y asesor en estrategias de comunicación. Creo en la comunicación como medio para prevenir y resolver cualquier conflicto y en el periodismo y la información como la más poderosa herramienta para conformar una sociedad moderna, incluyente y democrática y sobre todo contra cualquier tipo de abuso de poder público o privado. NO SE MATA LA VERDAD MATANDO PERIODISTAS.

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