Lejos de las cifras extraoficiales que han dado las autoridades sobre el incendio de los palmares que alcanzó a los hogares de la comunidad de Santiago en el municipio de Los Cabos, los números no reflejan la angustia, desesperación y tristeza que vivieron las familias al ver como sus patrimonios ardían en llamas.
Regina Castro, hija de la señora Trinidad Saiza de 81 años nos contó el reto que ha sido para su madre el perder una vivienda que habitaba desde hace más de 60 años. Aunque no hubo pérdidas humanas que lamentar, el perder su patrimonio de la noche a la mañana ha dejado una huella muy significativa en su corazón.
“Mi mamá nació en Miraflores, a los 17 años se vino a vivir a Santiago, hizo su familia; ahora de adulta mayor, yo me la llevaba a mi casa porque no podía estar ella sola aquí, afortunadamente, no estaba cuando ocurrió el incendio, pero está muy triste, no quiere ver como quedó su casita y no la voy a traer porque no quiero que se ponga mal”, explicó.
Regina platicó que, cuando se dieron cuenta del incendio llegaron rápidamente y a cubetadas trataron de apagar la vivienda. “Estábamos en un infierno, había brazas y lumbre por donde quiera, fue horrible” fueron sus palabras. Señaló que pese a los esfuerzos no pudieron sofocar el siniestro.
Sólo restos de escombros, y partes del colchón, una máquina de coser, una silla y una mesa quedaron, de lo que, en su momento fue un hogar. La señora Trinidad de 81 años, ya no quiere regresar a su casa, tiene miedo; de tener el apoyo de las autoridades, quiere construir en otro lugar.
El caso de Trinidad y su familia, es solo 1 de muchos que vivieron esta pesadilla en carne propia. Por otro lado, Alejandro compartió su experiencia en el incendio, donde trató de salvar un poco del patrimonio de su padre de 82 años, quien vivía solo en su casa a un costado de los palmares de Santiago.
“Lo bueno que mi papá no estaba y no hubo pérdidas que lamentar. Nosotros nacimos y crecimos en Santiago, vemos como cada año hay incendios similares, pero nunca habían alcanzado las casas, no hay un control, vigilancia, ni vías de acceso para que los bomberos lleguen cuando hay incendios, estamos en el olvido” comentó.
Al momento del incendio la casa estaba sola, cuando llegaron, vieron en llamas una palapa y toda la cocina, el refrigerador, la estufa, el cilindro, muebles y lavadora; gracias a la familia se pudo contener el incendio y que no llegará a la habitación, por lo que; lograron salvar algunas de sus pertenencias.
En otra vivienda, la señora Yolanda Núñez se encontraba trabajando cuidando a “doña Amelia”, una mujer adulta de 95 años. Relata que estaban a punto de comer alrededor de las 2:30 de la tarde cuando escuchó un trueno, salió y vio las llamas fuera de control.
“Le dije a doña Amelia que se estaba quemando, pero no me entendía; vi que ya se estaba quemando la casa del vecino y tuve que sacarla porque ya nos estábamos ahogando con el humo, estábamos solas”, compartió.
Por fortuna, no registraron afectaciones más que un colchón quemado y parte del patio de atrás. Cabe mencionar que, desde que ocurrieron los hechos el pasado 4 de marzo, los damnificados de Santiago, que según las cifras extraoficiales son un aproximado de 200 personas, han estado recibiendo víveres y apoyos con muebles de diferentes fundaciones que se han sumado a la causa.
El gobernador de Baja California Sur, Víctor Castro y el alcalde de Los Cabos, Óscar Leggs han reiterado que se les brindará todo el apoyo a las familias afectadas e incluso instruyeron en actuar sin burocracia para la atención inmediata de las familias. Asimismo, la senadora Lucía Trasviña dijo que destinaría 250 mil pesos para apoyo a las familias.