Hoy toca salirnos del estado para hablar del contexto nacional. Dejemos de lado tantito el Chayannegate de Milena.
En su gustada sesión de teorías conspirativas, hoy hablaremos del reciente conflicto México – Estados Unidos.
México y Estados Unidos transitan a gobiernos autoritarios populistas.
México desde un partido hegemónico, Morena.
Y Estados Unidos desde la figura de un líder supremo, Donal Trump.
Para los gobiernos autoritarios populista, la fórmula marca que la narrativa inicia con escoger un enemigo para echar la culpa de todos los males en sus países.
La fórmula busca explotar las fobias, resentimientos y frustraciones de una nación hacia un sector social y acrecentarla mediante discursos de odio.
Desde su primera campaña presidencial Trump eligió a los migrantes indocumentados latinoamericanos como culpa de todos los males de Estados Unidos.
En el caso de México, la auto llamada cuarta transformación eligió a la “mafia del poder”, refiriéndose al grupo de políticos y empresarios privilegiados por la corrupción durante el periodo neoliberal del sistema político/económico mexicano.
Trump explotó así un sentimiento profundo y arraigado de racismo de la sociedad estadunidense; quienes se sienten invadidos y saqueados por los inmigrantes indocumentados, principalmente, los mexicanos.
La 4T por su parte, en su primera etapa explotó el resentimiento de la gran mayoría de los mexicanos contra la oligarquía de los grandes empresarios en contubernio con la clase gobernante del PRI y el PAN en las últimas 3 décadas; “los que nos han tenido jodidos y han saqueado el país”. Los corruptos pues.
Si embargo, a 6 años de gobierno, donde la “mafia del poder” tanto empresarios, como políticos del PRI y el PAN se han mimetizado en la 4T, en el afán del movimiento político de concentrar todo el poder del país para Morena y sus aliados, el discurso comienza a desgastarse.
Por ello, la figura y amenazas de Donald Trump, de deportación masiva de inmigrantes indocumentados, la invasión militar estadunidense a territorio nacional contra los cárteles de la droga para evitar la producción de fentanilo y aranceles para todo producto que México exporte a Estados Unidos, a la 4T como movimiento político le abre una nueva oportunidad a su narrativa.
Y por historia y tradición, hasta en el futbol, no hay enemigo más odiado para el arraigo mexicano, que nuestros vecinos del norte.
Trump usará las imágenes de miles de indocumentados siendo expulsados de Estados Unidos y de despliegues militares en territorio mexicano contra los cárteles de la droga, así como el posible retorno a su país de fábricas maquiladoras de capital estadunidense que hoy operan en México, ante la imposición de aranceles del 25% a las importaciones desde México, con lo que cumpliría con sus millones de votantes.
Por su parte, la 4T utilizaría las mismas imágenes para encender el patriotismo contra el “masiosare” favorito del mexicano: Estados Unidos, el cerrar filas con la “valiente” presidenta Claudia Sheinbaum que ya advirtió que México también va con lo de los aranceles contra productos importados de Estados Unidos. La oposición ya mordió el anzuelo.
Para Trump y la 4T no importa que las medidas terminen por afectar la economía de ambos países.
Para los gobiernos populistas autoritarios lo que importa es controlar la narrativa mediante discursos y montajes.
Esta demostrado que este tipo de gobiernos no van por resultados, si no por el control de las masas para perpetuarse en el poder.
Los gobiernos radicales de derecha o de izquierda se terminan encontrando en los extremos de la intolerancia y el autoritarismo.
El pueblo, en medio.
Siempre jodido.