Estas imágenes de Reforma deben dejar en el ciudadano de a pie, una lección que los partidos políticos y en especial sus pseudo líderes, no han querido aprender.
Atrás han quedado los tiempos en los cuáles se podía anteponer el interés privado o de pequeños grupos, a través de los cuáles se reclamaban cotos de poder, pasando así, muy por encima de los intereses colectivos de la población.
En el mundo y, México no es la excepción, el reclamo de derechos colectivos son una realidad; realidad que los gobiernos anteriores no quisieron ver y menos resolver o al menos intentarlo, dejándose seducir por el poder mismo y sus mieles.
Hoy nos gobierna una persona que conoce bien a bien, las debilidades de esa añeja clase política, a las que sin ningún pudor acerca a su partido siempre que, claro está, le juren lealtad y le solapen todo. Con las implicaciones que la palabra “todo, pueda conllevar.
Un hombre acostumbrado a negociar en las peores y por supuesto también en las buenas, siempre que el caso lo amerite, como ha sido una elección de gobernadores que, de cara a la elección del 2024, le permite acariciar la posibilidad de establecer las raíces del añorado Maximato con el cuál, podrá dejar la Presidencia con la tranquilidad (impunidad) de tener la espalda cubierta.
Y por qué no, si las lealtades no fallan, seguir mandando detrás de la línea formal del poder.
¿Acaso las Personas a cargo de los partidos políticos no fueron capaces de leer el presente y futuro que se les venía encima? Quizás la realidad simplemente los alcanzó y, ya no tuvieron margen de maniobra para remediar ese vicio de pagar con favores los votos; receta precisamente de la que se alimenta el nuevo monstruo político de México.
México pues, se advierte como un país que tiene que supurar toda la pus de su herida democrática abierta hace décadas, y tendrá (tendremos) que soportar que la infección y el dolor, nos permitan tomar conciencia colectiva, para finalmente en algún momento, sanar y retomar la vía del crecimiento incluyente, democrático y en desarrollo económico y social.
Ojala, que ese “algún momento” no este muy lejano. Saludos.