El pasado 28 de septiembre Oscar Leggs Castro cumplió dos años al frente del gobierno de Los Cabos.
Para toda administración municipal, cumplir dos años en el poder, es tiempo de reflexión.
Es tiempo que de manera muy autocrítica se pongan sobre la mesa los objetivos logrados, los objetivos pendientes a resolver y los objetivos que no se podrán lograr.
Dos tercios de administración cumplidos, permite al gobernante conocer y reconocer si se ha cumplido con los compromisos asumidos.
Más aún para aquellos que tiene la legítima intención de continuar su carrera en el servicio pública a través de otros espacios de elección popular.
Más aún para quienes basados en sus derechos constitucionales buscan repetir en el mismo espacio de servicio, en este caso, una presidencia municipal.
El gobierno de Oscar Leggs se ha caracterizado por su asistencia social; gran parte de los recursos se han destinado a través de Atención Ciudadana, el DIF Municipal y la propia Presidencia en apoyos para quienes menos tienen, lo que le ha valido un amplio reconocimiento en el sector más vulnerable de la sociedad y las colonias populares.
En materia de agua que fue su principal compromiso ha suplido la falta de red de agua en colonias populares con un programa de abastecimiento gratuito a través de pipas, con lo que en lo substancial ha mejorado la disponibilidad de agua para los habitantes de las mismas colonias mencionadas, principalmente en Cabo San Lucas; aunque en fraccionamientos, colonias céntricas y zonas residenciales continúan los problemas por escasez en las redes.
Es decir se mejoraron las condiciones para quienes no tienen acceso a la red de agua potable, pero continuó la crisis para los usuarios que tienen contrato del servicio.
En la percepción “rescató” el proyecto más importante en materia de agua de las ultimas tres administraciones, como lo es la segunda desaladora de Cabo San Lucas e incluso ya informó que está listo y depositado para iniciar las obras; y ha trabajado en la habilitación de nuevos pozos; aunque ninguna de estas obras se han aterrizado y en el caso de la desaladora no quedará para antes de finalizada su presente administración.
Su relación con los empresarios ha sido cordial, lo que ha permitido mantener los niveles de seguridad entre los 5 mejores del país, incrementar las playas certificadas y mantener el flujo turístico; incluso se ha avanzado en una tercera actualización del Plan de Desarrollo Municipal, lo que tampoco se pudo lograr en las pasadas dos administraciones.
Incluso, el gobierno de Leggs Castro se ha caracterizado por atender temas fuera de su competencia pero de gran urgencia social como la salud y la educación, así como el apoyo a municipios del norte del estado en desgracia durante el paso de ciclones tropicales.
Sin embargo, en materia de obra pública, bacheo, alumbrado, pavimentación y principalmente, servicios públicos y recolección de basura es donde la décimo cuarta administración municipal tiene sus principales focos rojos y es común ver en las propias transmisiones en vivo del Ayuntamiento de Los Cabos y en redes sociales la inconformidad del ciudadano.
Lo que hay que destacar que estos rubros sí forman parte de la responsabilidad constitucional de los gobiernos municipales.
En materia de finanzas públicas, se han ventilado crisis económicas, retraso en pago de proveedores e incluso ha habido dos cambios de titulares de la Tesorería Municipal y la Oficialía Mayor, (con las consecuencias que la salida de los exfuncionarios pudiera tener en materia política por el acceso a la información privilegiada que pudieran tener).
Y es que uno de los puntos débiles del gobierno del oriundo de Migriño es precisamente su equipo de trabajo en distintas áreas que han demostrado en dos años no tener la capacidad y el talento para desempeñar sus funciones, pero son mantenidos en sus puestos; en tanto que los cambios en el gabinete que se han realizado han obedecido más a temas políticos que de capacidad.
Pero para Leggs en estos dos años es en el tema político donde ha tenido sus mayores retos.
De entrada a las pocas semanas de iniciado su gobierno evidenció un rompimiento con el Grupo Los Cabos que encabeza el ex gobernador Narciso Agúndez y que él mismo reveló que pretendían imponerle más de 50 posiciones en gabinete y administración.
El distanciamiento persiste hasta la fecha a pesar de los múltiples llamados del gobernador Víctor Castro, por lo que el propio Leggs ha denunciado públicamente el “fuego amigo” y “golpes bajos” en clara alusión a los petistas comandados por el ex gobernador de Santa Anita.
Para su “mala suerte” su grupo político rival tiene el control de la revisión de sus cuentas públicas en el Congreso local.
Con el propio jefe del Ejecutivo en su momento Leggs Castro llegó a tener un enfrentamiento público, que llegó al Gobernador en un ejercicio previo a su primer informe, decirle en la cara al alcalde Cabeño que “vamos a vender migriño, por que ahí hacen mucha grilla”.
Sin embargo, en corridillos políticos hoy se conoce que entre el alcalde cabeño y el Gobernador hoy hay una alianza política para lo que venga en el 2024.
Se comenta que buscará la reelección el próximo año con la confianza que le da que (en este momento de la fotografía política) sería el mejor posicionado dentro del bloque oficialista de entre los que han alzado la mano por la presidencia.
Sobre su intención ya hay voces en contra como la del fundador de Morena y delegado de los programas del Bienestar en Los Cabos, Daniel Torres y una supuesta alianza política en su contra por parte de los aspirantes Cristian Agúndez, Gaby Montoya y Raymundo Zamora.
Pero lo más importante que deberá tomar en cuenta Leggs Castro para su presunta aspiración a futuro inmediato será la evaluación personal que haga de su propio gobierno.
Que se mire en el espejo de Arturo de la Rosa, primer alcalde cabeño en buscar la reelección, quien tuvo que suspender durante la campaña sus visitas domiciliarias, que se convirtieron en airados reclamos casa por casa de la ciudadanía ante los compromisos incumplidos.
La mayor virtud de Leggs Castro hoy también puede convertirse en su mayor defecto: decir que sí a todos y a todo.
El primer año de gobierno un presidente puede prometer y comprometer, le ayuda a construir una visión de atención y esperanza en quienes atiende, más aún si se trata de sectores que nunca han sido escuchados; pero a los dos años si no se ha cumplido la esperanza se vuelve desilusión y reclamo.
Este es el escenario gubernamental y político que enfrenta a este día Oscar Leggs.
Viene el tiempo de revisar todos los escenarios.
Tiempo de reflexión.