Ayer que escribí sobre el inconmensurable poder constitucional que tendrá Claudia Sheinbaum como Presidenta de México y que es una de las principales diferencias con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hubo voces que señalaron lo que ha sido la constante desde hace varios años:
Aunque la nueva presidenta tuviera ese poder institucional, al final sólo sería “una marioneta de AMLO”.
Difiero.
En primer lugar es innegable el enorme peso que tendrá la figura de Andrés Manuel López Obrador en el primer o hasta el segundo año de gobierno de Claudia Sheinbaum, después de todo en la fotografía política del momento, López Obrador pavimentó el camino para que hoy Sheinbaum sea la Presidenta de México.
En este momento, para Claudia sería casi imposible y políticamente innecesario salirse del guion que le habría dejado marcado Andrés Manuel.
Al menos por estos dos años, pero el mandato presidencial es de 6.
Pero si fuera verdad que AMLO pretendería continuar en el poder a través de Claudia, la historia moderna de México nos ha enseñado que el poder no se comparte, menos de presidente a expresidente.
Por eso aquí viene mi teoría:
Aunque Andrés Manuel tuvo, tiene y seguramente seguirá teniendo por un tiempo el mando político y moral de su movimiento y pareciera que con la conformación del nuevo gabinete, las nuevas legislaturas, las gubernaturas y su hijo en Morena, tuviera todos los mecanismos para mantener a la nueva presidenta “bajo control”; en los hechos Claudia Sheinbaum tendrá el poder institucional y constitucional del país.
Y es ahí donde a AMLO le puede jugar en contra el ADN de la clase política mexicana que él mismo sacó de sus partidos y los vistió de Morena.
El “caballo de Troya” en su contra podría ser esos convertidos a quienes les dio todo.
Esos que se acomodan a una de sus últimas frases del sexenio y que menciona también en su libro “Gracias”. “Se debe buscar un equilibrio entre la eficiencia y los principios”. Y es que en su mismo libro también señala que en ocasiones hombres y mujeres buenos no son populares y por eso no son buenos candidatos.
Así, en su afán por generar un partido hegemónico, AMLO abrió las puertas a toda clase de personajes políticos del PRI, PAN, PRD, PT y Partido Verde y se las cerró a muchos de los que ayudaron a construir su movimiento desde el 2014.
Aquí mismo en Baja California Sur, vemos alcaldes, secretarios generales, diputados federales y locales, senadores y regidores que no tienen la ideología morenista y que han relegado incluso a los fundadores del movimiento y seguramente si pasa aquí, pasa en el resto del país.
Por eso, muchos, la gran mayoría de diputados federales, senadores y gobernadores que hoy visten la camiseta de Morena, no tienen una formación, ni convicción morenista, ni ven en AMLO un mesías y salvador de la República, sino simplemente el vehículo para acceder o continuar en el poder público, vivir del erario pues.
Ese ADN en su mayoría priista es institucional y la jefa del Estado Mexicano será Claudia Sheinbaum, quien podría convocar incluso a la oposición, por que son la misma clase política.
Es decir, Claudia Sheinbaum será quien firme y destine los miles de millones de pesos de recursos públicos; será la comandanta de las Fuerzas Militares y Federales del País, controlará el SAT y la Unidad de Inteligencia Financiera y hasta la Fiscalía General de la República, que no es autónoma.
Entonces, esta clase política que no tiene los ideales sembrados por AMLO en sus bases.
¿Seguirán sirviendo al líder moral morenista o a la Presidenta de la República?.
Por otro lado, con la vara tan baja que deja AMLO en los diferentes rubros de la administración pública como la seguridad, la salud, la economía, la educación, etc; con cualquier mejora en estos rubros, Claudia podría convencer a los millones de mexicanos que no votaron por ella e incluso a la propia oposición política, que como buenos políticos tradicionales siempre van a querer quedar bien con el grupo en el poder.
AMLO podrá tener poder político, pero Claudia tiene el poder constitucional.
La sombra de AMLO en el gobierno de Claudia, se puede diluir.
Muera el rey, viva la reina.
