Cuando en 2008, la periodista Anabel Hernández en sus investigaciones denunció de las complicidades del entonces secretario Federal de Seguridad, Genaro García Luna, el gobierno de Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional, desestimaron estas acusaciones, defendiendo públicamente a García Luna y su estrategia de seguridad.
Calderón dijo que su gabinete estaba formado por “hombres y mujeres íntegros” y respaldó expresamente a García Luna, considerándolo clave en la lucha contra el crimen organizado.
Calderón y PAN descalificaron a quienes “querían desprestigiar la lucha contra el narcotráfico con infamias y calumnias” y los acusó de buscar beneficiar a los criminales.
Hoy, García Luna enfrenta una sentencia criminal en Estados Unidos al comprobarse su relación con el crimen organizado durante su gestión en el Gobierno de Felipe Calderón.
En 2013, cuando el PAN exponía que la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles hacía uso de los programas sociales federales con finalidades electorales a favor del PRI, el 19 de abril en Chiapas, el presidente Enrique Peña lanzó un “no te preocupes Rosario”.
Peña Nieto y el PRI buscaron reforzar públicamente el respaldo institucional a Robles, argumentando que esas críticas eran precisamente de quienes estaban más preocupados por intereses electorales que por combatir el hambre.
A la postre se supo que, desde Sedesol, Robles Berlanga no sólo habría usado recursos federales con fines electorales, sino que habría sido protagonista en el esquema de corrupción institucional del gobierno peñanietista denominado “La estafa maestra”, aunque en 2023 y 2024 fue absuelta por jueces federales.
Pero “el no te preocupes Rosario” quedó para la posteridad para ilustrar el cobijo del poder en el gobierno para con los suyos.
De 2018 a 2024 con el gobierno morenista de Andrés Manuel López Obrador cobijar y respaldar a funcionarios señalados por corrupción u omisión, se convirtió la norma.
Los nombres se acumularon, Manuel Bartlett e Irma Eréndira Sandoval por sus casas; Ignacio Ovalle por los desvíos en Segalmex, el más grande caso de corrupción institucional en la historia del país; Delfina Gómez por sus “diezmos”; Alejandro Esquer, con su carrusel de efectivo; Francisco Garduño por el incendio de una estancia provisional del Instituto Nacional de Migración donde murieron 40 migrantes; Cuauhtémoc Blanco y Rubén Rocha Moya por sus presuntos nexos con el crimen organizado; entre otros.
Todos ellos al conocerse y exponerse sus escándalos, fueron respaldados y ratificados en sus puestos o protegidos en otros espacios dentro del mismo Gobierno Federal o mediante el fuero de un espacio de diputado o senador.
El argumento repetido hasta el cansancio por los propagandistas del oficialismo, es que “se buscaba dañar el movimiento”.
En 2025 ha estallado el escándalo del secretario de seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Retana a quien tomó protesta el hoy líder de Morena en el Senado, Adán Augusto López.
A Bermúdez Retana la Fiscalía General de la República lo busca y lo investiga por encabezar un grupo criminal que tomó control de Tabasco durante su administración, lo que en la opinión pública ha dejado muy mal parado al senador López Hernández, de quien se sospecha complicidad.
Morena se apresuró a iniciar la expulsión de sus filas del ahora presunto criminal, conocido por la clave “comandante H”.
Pero en el consejo nacional de Morena, el ex secretario de Gobernación, quien ante los medios se negó a dar declaraciones sobre el tema, fue cobijado con un “no estás solo” al unísono de la crema y nata del morenismo nacional.
PAN, PRI, hoy MORENA
Del color que sea el gobierno en turno, la impunidad no está sola
No te preocupes impunidad, el pacto sigue vigente.