-Sheinbaum ofrece posición a Adán Augusto.
-La primera fractura entre AMLO y el Secretario de Gobernación.
Era un auténtico ambiente de velorio el que se percibía en la oficina del presidente el domingo por la noche:
Su reforma eléctrica no había pasado y en el legislativo la oposición celebraba en grande este importante revés nada menos a una invicta gestión de imposiciones presidenciales en el Congreso.
Esta fue otra triste jornada nocturna, casi igual o tal vez peor por lo reincidente, a la que vivió el día del ejercicio revocatorio. El tabasqueño necesitó más “valeriana” de la habitual.
No era la primera vez, ya se trataba del segundo golpe consecutivo a su movimiento, pero esto se presentó demasiado rápido, en menos de 15 días y sin duda, se volvían a prender las alarmas en un hombre acostumbrado a ganar de todas todas.
Si bien es cierto en la reciente Consulta Popular en la que se invirtieron todo tipo de recursos públicos y humanos, le había dolido al “hombre en la silla”, no juntar más allá del 18 por ciento del total del padrón electoral, esto ya significaba más perjuicio a su orgullo personal pues ahora se trataba de recibir un revés en otra línea principal de defensa de los intereses presidenciales, un golpe de esa magnitud en el congreso, bien justificaba el enorme berrinche.
No se tomó nota de cómo el responsable de la política interior de su más cercana confianza, había perdido el control y el respeto -temor-, de aquel Poder Legislativo que en sus primeros tres años le había pertenecido al punto de usarse para festejar su cumpleaños con todo y mañanitas en coro legislativo. Esta vez la cosa ya era muy diferente, amarga, impensable e insoportable, pues hoy le daba su primer sinsabor.
El nombre de Adán Augusto López Beltrán se agolpó en el siniestro pensamiento de aquel hombre que de sus años hizo un acumulado de revanchas y rabietas por cobrar, esta sería otra más de ellas.
El aún Secretario de Gobernación hizo todo por regresarlo a sus cabales, intentó azuzarlo: “en el 2024 tomamos revancha”; también Claudia Sheinbaum buscó animarlo: “no les alcanzará para igualarnos en la presidencial”; la mira fija del hombre herido, surcaba en medio de ambos como láser, en ese momento nada de lo que ellos dos argumentaren podría darle consuelo, al fin y al cabo, sólo eran un par de inexpertos en el tema.
Balbuceante Mario Delgado dijo que habían ideado exhibir a las diputadas y diputados rijosos en un “tendedero de la vergüenza”, como “traidores a la patria”.
Justamente este domingo, cuando su reforma eléctrica se vino abajo. Un estilo añejo y que cada vez convencía menos al Presidente, porque ya se estaba “choteando” mucho y temía que tampoco surtiera los efectos esperados. Pero era lo que había y Mario salvó el pellejo una vez más.
La mirada de aquellos cansados ojos cafés regresó a la realidad, y asintieron al unísono en señal de aprobación a Mario, sin dirigirle la palabra por su aún encolerizado mal momento.
La mirada del Presidente, había cambiado, ahora tenía un entorno de oscuridad, de derrota y de búsqueda de revancha, esta tendría que venir de cualquier manera. Él nunca estuvo dispuesto a perdonar nada a nadie y hoy sentado en la silla del poder, no iba a ser la excepción.
El Presidente bajó la mirada, esa noche ya no estaba dispuesto a malgastar su salud en regaños e insultos sobre los presentes, un breve silencio que pareció salir de un profundo abismo se apoderó del momento, Claudia y Augusto cruzaron miradas y fueron los primeros en salir, pasos atrás venía Mario tratando de entender, pero no preguntó nada, se limitó a escuchar a Claudia cuando le ofreció empleo en su gabinete a Augusto, quien por toda respuesta le estrechó la mano, mientras terminaban de recorrer el pasillo que los conducía a la salida del Palacio.