Refinando atole / Por Adrián de la Rosa

El guinda de la desesperanza:

El color guinda del partido gobernante morena, se relaciona internacionalmente cada vez más con la inflación y con la pérdida del poder adquisitivo de la gente en México.

En los hechos, cada vez más las decisiones a capricho presidencial, invaden la estabilidad económica que se tenía hasta diciembre del 2018, desbarrancando la economía nacional, en un país con falta de crecimiento económico; mientras que otros países emergentes, aprovechan el rebote económico de la pandemia, para quitarle a México el 15o lugar en las economías más pujantes del orbe… Ya es una realidad el desplazamiento de México en las economías internacionales. Mientras que la inflación al 30 de junio de 2022, con todo y maquillaje, se reconoce por el #Banxico en niveles del 7.99%, la más alta desde el desastre económico de Miguel de la Madrid en la década de los ochenta.

El desengaño:

El gasto público excesivo, mal planeado y peor ejecutado, combinado con la descendente inversión privada y caída en la productividad, (en muchos casos motivada por la inseguridad ciudadana que prevalece en todo el territorio nacional), han traído a todos en México, a un resultado contrario al prometido en la campaña presidencial de quien ya sentado en la silla, se dijo ser socialista: Andrés Manuel López Obrador

Los resultados:

El desempleo se suma a una decadente política de inseguridad para las inversiones, nadie quiere arriesgar su dinero en un país que ha rebasado por mucho las cifras históricas de muertes violentas, y ambos factores (desempleo e inseguridad) solo son efectos de una errática política económica y de seguridad nacional.

En algunos foros internacionales especializados se dice que al presidente Obrador, no le interesa proteger las inversiones, ni el empleo, tanto como se interesa en mantener el control político del país; y eso sin duda, desalienta los flujos de inversión, los que se redirigen a otros mercados bajo mejores condiciones de inversión y competitividad, donde si les dan la bienvenida con suficientes garantías.

La desaprobación social:

Más del 65% de las personas en México, desaprobaron la política en materia de seguridad. “Los abrazos y no balazos” no resultaron ser la solución al flagelo social de las drogas y todos sus nocivos efectos que vienen ligados a ellas, como son la corrupción en mandos militares y civiles, así como una consecuente decadencia institucional y social.

La decadencia:

Sumado a ello, sobresale un gradual y deliberado descuido presupuestal en programas institucionales y sociales en los rubros de salud y educación públicas, donde las vacunas COVID-19, han fungido como el distractor perfecto, mientras otras afecciones en salud pública antes protegidas, son reducidas tanto en presupuesto, como en acceso a esos derechos humanos; ruta en la que han descendido otros rubros valiosos para sociedad, como son calidad educativa en todos los niveles, acceso a la justicia, independencia de Órganos Constitucionales Autónomos, acceso a la información pública o el propio rumbo del gasto público.

La mordaza social:

Este último rubro, la opacidad en el gasto público, se suma a la desaprobación social, también se ven afectados ostensiblemente, los organismos de transparencia, al igual que la difusión de información objetiva; ambos son amordazados y perseguidos de distintas maneras desde el gobierno central; también desde donde reiteradamente se busca imponer una sola verdad, una sola versión de los hechos en la mente de cada mexicana o mexicano.

La cifra de periodistas muertos en México, no solo rebasa cualquier marca histórica doméstica, sino que supera las cifras de cualquier escenario internacional de guerra; mientras desde el púlpito central, se condena tanto a casas editoras, como se niega la realidad imperante y la protección al periodismo, siempre que no sea afín al discurso oficial.

Las consultas:

Viendo cómo en Inglaterra pone en la mesa su renuncia irrevocable Boris Johnson a su cargo de Primer Ministro de Inglaterra, donde pone como principio el luchar por la sostenibilidad económica de su patria y el promoverlo como un país próspero, dejando al parlamento la opción de elegir a una persona con mejores capacidades para cumplir ese objetivo; uno se pregunta ¿Por qué en México no podemos aspirar a que nuestros políticos busquen privilegiar el desarrollo económico sostenible del país y no solamente de sus familiares y amigos cercanos?

Desde el oficialismo actual, nadie quisiera abordar ese tema, y al igual se evade recordar la materia de las dos consultas populares anteriores; por una parte, una de las consultas daba la idea de una intención de ofrecer a Mexicanas y Mexicanos un ejemplo de justicia, enjuiciar a los expresidentes se perfilaba para cumplir la promesa de barrer las escaleras de arriba para abajo. El resultado, no fue vinculante.

Pero, aunque eso no significaría un perdón jurídico a los expresidentes, a ninguno se le ha iniciado proceso alguno, después de casi cuatro años de gobierno. ¿Tal vez porque se los reviviría políticamente? Evidentemente se imponen los intereses políticos personales del presidente, por encima de los probables y tan mediatizados supuestos delitos. Al parecer justicia, lo que se dice justicia, sólo se puede implementar en los tribunales del vecino país del norte.

Por otra parte, la revocación de mandato, suponía que el mismísimo presidente exponía su elección constitucional al escrutinio de los electores, para que así decidieran sobre su permanencia en el poder. En el proceso el presidente hizo de todo, inclusive en la SCJN, para cambiar el sentido de la pregunta.

El resultado fue a modo para que se quedara o se ratificara; la decepción en el electorado trajo como consecuencia incredulidad y un resultado bajísimo que no logró ser vinculante. Eso si. Una descapitalización del INE, un gasto innecesario y un distractor social de meses.

2 bocas, otra finta política:

Con bombo y platillo y como la obra más relevante del gobierno morenista encabezado por Manuel Andrés López Obrador, se inauguró la refinería de dos bocas, y uno pensaría que ya se va a producir gasolina “Made in México”, pero no, sólo se han inaugurado oficinas mientras se elevan los gastos de construcción de la refinería, que no tiene para cuándo acabar. ¿Para qué inaugurar una obra negra? Los expertos dicen que probablemente se concluya hasta 2026; eso si el dinero presupuestado se destina a donde debe. Para ese tiempo Obrador ya no estará en el poder. Pero de ya busca dar cerrojazo a una obra inacabable y que no permite subsidiar por más tiempo el IETU a las gasolinas. Menuda bronca, pues el conflicto petrolero internacional, apenas inicia.

Desde luego existen justificadas dudas en torno al destino final del presupuesto de estas obras insignia, pues como se recordará (aunque ya no se hable ya de ello) el aeropuerto Felipe Ángeles no se concluyó en los términos presupuestales aprobados.

Solo se construyó menos de la mitad de lo exhibido en maqueta y no opera, ni mucho menos resolvió la saturación de vuelos del AICM. No se pueden esperar Grandes soluciones con dos bocas. Acaso para las familias y amigos que participan de los beneficios contractuales de su construcción.

Staff
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