Las y los pescadores en el Golfo de Ulloa continúan en la lucha contra las restricciones que enfrentan ante la realización estudios y programas de protección de la tortuga amarilla, señalando que más de 2 mil familias se han visto afectadas económicamente durante años.
Tomas Camacho, presidente de la cooperativa de Puerto Chale, precisó que la zona de restricción de pesca no deja de cambiar, acotando las áreas en las que pueden desarrollar la actividad de extracción en la costa del Pacífico.
“Tenemos desde 2015 la imposición de un refugio pesquero para la protección de la tortuga, se les prometió que se les iba a dar permiso de camarón en altamar, de pulpo o atún con vara y nada de eso se ha cumplido”, mencionó.
“El mismo proyecto de refugio marcaba un área de restricción pesquera que al inicio estaba bien determinada en la zona de mayor abundancia de tortuga, después se modificó e hicieron una de las zonas hasta la orilla donde nosotros trabajamos aunque no es zona de tortuga amarilla”, reiteró.
Explicó que había un programa de observadores a bordo para medir la interacción de las tortugas con la pesca ribereña, sin embargo, lo quitaron en 2018.
Ahora el estudio que han iniciado con participación de una ONG extranjera por medio de una embarcación los deja con más restricciones aún.
“Las restricciones que tenemos es que podemos usar hasta mallas de seis pulgadas durante todo el año y la época de mayo a agosto hasta cuatro un cuarto, con ese tipo de mallas ¿qué pescamos? especies juveniles, indicó.
En 2023 se volvió a renovar el refugio sin tomar en cuenta la parte técnica de la organización de pescadores que habitan en el Golfo de Ulloa.
“Hemos hecho planteamientos, solidificar la zona, cambiar otro tipo de cosas. Pero ya definitivamente lo que queremos nosotros es que se cumpla el vencimiento del refugio porque no se está haciendo nada”, recalcó.
“Además al pescador le están restringiendo la pesca y nos están quitando el sustento que tenemos. En vez de beneficiarnos nos va a perjudicar, queremos que ese barco no entre”, agregó.
Comentó que son miles de familias las que dependen de esta actividad, desde la comunidad de El Dátil, El Cardón, hasta López Mateos.
Se trata de una afectación de gran impacto ya que las y los pescadores del Golfo de Ulloa genera producción para todo el estado.
“La pesca es la columna vertebral que sostiene esas comunidades, si fracturan esa columna vertebral nos fracturan a todos”, finalizó.