Para millones de migrantes indocumentados de México, Centro América y Venezuela desplazados de sus países por el hambre y la violencia del narco, ayer terminó el “sueño americano”.
En el primer día de su segundo periodo como presidente de Estados Unidos, Donald Trump convirtió en decreto sus promesas de campaña de evitar el éxodo masivo de indocumentados latinoamericanos a su país:
1.- Iniciará un operativo deportación masiva de inmigrantes indocumentados.
2.- Personal militar será desplazado a la frontera con México para de evitar el cruce ilegal a Estados Unidos.
3.- Los inmigrantes ilegales que sean detenidos en Estados Unidos, no serán liberados, si no que permanecerán en centros de detención hasta su deportación.
4.- Se cancelaron todas las citas consulares para solicitar asilo político.
5.- Se canceló el beneficio de la ciudadanía por nacimiento para hijos de indocumentados; es decir, los hijos de extranjeros con residencia ilegal no serán considerados estadunidenses.
Y hay que ser ciertos, dichas medidas no son una imposición de un político, si no la voluntad expresada con el voto de la mayoría de los estadunidenses, ya que durante toda su campaña, Donal Trump usó como pilar de su discurso una política de cero tolerancia a la migración ilegal a su país.
Eso prometió y por eso votaron.
Pero mientras para los millones de inmigrantes latinoamericanos que buscan una mejor calidad de vida en Estados Unidos, el segundo mandato de Trump es una auténtica pesadilla, para los dictadores “de izquierda” latinoamericanos como Nicolás Maduro de Venezuela; Miguel Díaz Canel de Cuba; y Daniel Ortega de Nicaragua, la narrativa antilatinoamericana del nuevo gobierno de Trump, puede ser un verdadero sueño.
Para los dictadores pseudo socialistas pero que viven como capitalistas, admiradores del finado Fidel Castro y aliados políticos del gobierno ruso de Vladimir Putin; Donald Trump representaría un enemigo soñado para alimentar su discurso “anti imperialista yanki”.
Y es que este tipo de gobiernos totalitarios populistas “anti imperialistas” necesitan en su narrativa a enemigos que representen lo contrario a su ideología de pseudo izquierda, y quien más que un personaje como Donald Trump, que representa la cúspide de la derecha capitalista; empresario multimillonario, republicano, con una polítca ultraconservadora, ultranacionalista y proteccionista y con discurso de claro desprecio hacia Latinoamérica.
Ni mandado a hacer.
¿Y qué pasa con México?
O mejor dicho, ¿Qué pasa con la 4T?
Hay que agregar que además de las políticas anti inmigrantes ilegales latinoamericanos, en el caso de México Donald Trump, anunció en campaña y reafirmó en su primer día como presidente otras medidas:
– Declaró a las cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, lo que abriría la puerta a intervenciones del ejército estadunidense en suelo mexicano para el combate a estos grupos.
– Reiteró el incremento de aranceles (impuestos por importación) de productos mexicanos.
Para un gobierno “normal” las acciones de la administración trumpsita pudieran prender todas las alarmas por la crisis económica, social y humanitaria que pudieran generar.
Pero para un gobierno basado en una narrativa y no en resultados, tal vez el discurso y hasta las acciones del nuevo gobierno estadunidense pudieran ser en “positivo” para su movimiento.
Me explico:
En el tema de la intervención de EU en suelo mexicano con el propósito de combatir a los cárteles que trafican droga a su territorio, serviría para fomentar el sentimiento nacionalista en los mexicanos.
Y ya se ha dado muestra de ello, sobre el tema la presidenta Claudia Sheinbaum ha construido un discurso de defensa de la soberanía nacional e incluso la clase política mexicana en su conjunto, es decir no sólo los políticos integrantes de la 4T, sino los de oposición se han sumado con firmeza al posicionamiento.
En el caso de la política antiinmigrante del gobierno de Trump, serviría a la 4T para hacer gala del “humanismo mexicano”. Ya se anunció que a los deportados se les recibirá con los brazos abiertos (como debe ser) y de entrada se les dotará con una tarjeta con 2 mil pesos a todos ellos, pero además se les beneficiará con programas del Bienestar.
Incluso México se puede coronar como el nuevo líder latinoamericano, al recibir (en condiciones de hacinamiento y miseria) a los millones de expulsados latinoamericanos de Estados Unidos.
Ya después se ve de donde se saca el dinero, por que, aunque Trump anunció estas medidas desde su campaña y las reiteró como presidente electo cuando en México se conformaba el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025, la apladora cuatro teísta no destinó o etiquetó algún recurso especial para hacer frente a las deportaciones masivas.
Finalmente, en el tema económico por lo de los aranceles, Trump le da a la 4T una carta comodín para que a partir del inicio de su gobierno, todo resultado negativo en la economía mexicana sea culpa de las políticas de Estados Unidos y no de las decisiones del gobierno cuatroteista.
Que si sube el peso: Trump.
Que si sube la gasolina: Trumpp
Que si baja el empleo: Trump.
Que si baja la calificación crediticia de México: Trump.
Que si sube la inflación: Trump.
Que si la inversión extranjera: Trump.
La pesadilla de unos, el sueño de otros.
