En días pasados acudí al festival navideño de la escuela de mi hijo.
He de confesar que no soy fanático de la parafernalia que envuelven estas fiestas decembrinas.
Sin embargo, lo que presencié en el festival navideño no sólo no me gustó, me disgustó.
Y es que más del 90% de los actos y presentaciones musicales fueron en inglés, con villancicos tradicionales de nuestros vecinos del norte.
El “Merry Christmas”, “jingle balls”, “Santa Claus”, “happy holidays”, se repitieron hasta el cansancio en la voz de los niños de primaria, ataviados con vistosos trajes de colores relativos a la navidad estadunidense, con los infaltables gorritos de Santa Clos.
Pero en los días subsecuentes, me percaté que lo que vi en el show navideño de la escuela de mi hijo, no es privativo de dicha institución, si no la generalidad en la mayoría de escuelas.
Entiendo que en un mundo globalizado, el aprendizaje del ingles y otros idiomas extranjeros es pilar en el desarrollo académico de las niñas y niños y será fundamental para su éxito profesional.
Pero también en un mundo globalizado como sociedad debemos inculcar y fomentar en las nuevas generaciones la pertenencia a su cultura y sus tradiciones.
Más aún desde las escuelas, se debe fomentar la cultura y las tradiciones mexicanas y sudcalifornianas.
¡Vaya!, en el show hasta el mexicanismo “Niño del tambor”, fue reemplazado por el “Little drummer boy”.
Las escuelas tienen la obligación como parte del sistema de formación de nuevos ciudadanos, fomentar la conservación de la cultura y las tradiciones de los pueblos.
Así como en fechas otoñales, en Baja California Sur se celebra el Halloween, pero en las escuelas se fomenta la tradición del Día de Muertos, con sus ofrendas, sus calaveritas de dulces y su pan de muerto.
En las fechas decembrinas, que se fomenten las posadas tradicionales con el cántico que las acompaña, que aunque tiene un contexto religioso, forma parte de nuestra riqueza cultural; las pastorelas del centro del país; que en vez del jingle bells suene “los peces en el rio”, que se hagan concursos de pesebres o naciomientos, que se rompan piñatas tradicionales.
Más aún en Baja California Sur, donde cada vez las familias nativas son minoría, pero están naciendo nuevos sudcalifornianos con padres nacidos en otros estados, hay que fomentar en ellos las tradiciones de sudcalifornianas.
A Baja California Sur le urgen ciudadanos con pertenencia e identidad sudcaliforniana, con amor a su tierra, por que sólo así se formarán sudcalifornianos comprometidos con su pueblo, para defender sus playas y riquezas naturales, para evitar el saqueo y exigir a los gobernantes el cumplimiento de sus responsabilidades.
No hay tragedia más grande para una sociedad que la pérdida de su cultura y sus tradiciones.
Que no se confunda el extranjerismo con modernidad.
Que nuestros hijos estén más enfocados en tradiciones y celebraciones extrajeras no es modernidad, es pérdida de identidad.