-Autocrítica, modificación estatutaria, asamblea refundacional, comunicación e inclusión.
-“Es momento de usar las tres “c” de la política; corazón, cabeza y carácter”, JRH.
A decir de quienes “contaron” los votos de la jornada electoral interna para elegir a la dirigencia nacional del PRI, (comisión de procesos internos) donde participaron Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, contra Ivonne Ortega y José Encarnación Alfaro, fueron 1 millón 603 mil 725 sufragios, lo que colocó a los primeros como presidente nacional y secretaria general.
Eran tiempos que el PRI se mantenía aún como gobierno en 11 entidades: Sonora, Sinaloa, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México, Colima, Oaxaca y Campeche.
Al paso de tiempo, ya con la nueva dirigencia y 9 derrotas de elección tras elección, sin proyecto propio, aliados con su adversario histórico y con quienes se habían desprendido del propio partido a través de una corriente crítica, sin dejar claro el proyecto de nación que se propone y solo exhibiendo la unión de siglas y el reto de ganar elecciones vislumbra un desenlace que podría lastimar más al partido, a sus militantes y a la Alianza Va por México.
Los dirigentes partidistas deben distinguirse principalmente por lo oportuno que pueden ser para toma de decisiones y por su capacidad para construir escenarios de unidad, inclusión, comunicación y estrategias para abanderar causas sociales y lograr resultados positivos.
En los últimos tres sexenios han dirigido al partido 13 dirigentes, transcurriendo su liderazgo como oposición y como gobierno, destacándose dos renuncias, tras marcadas derrotas electorales.
En el sexenio de Vicente Fox Quesada, el PRI tuvo como dirigentes, a Dulce María Sauri Riancho, Roberto Madrazo Pintado, y Mariano Palacios Alcocer.
Con Felipe Calderón Hinojosa; Mariano Palacios Alcocer, Beatriz Paredes Rangel, Humberto Moreira Valdez, Cristina Díaz en dos ocasiones y Pedro Joaquín Coldwell.
Con Enrique Peña Nieto; César Camacho Quiroz, Manlio Fabio Beltrones Rivera, Carolina Monroy del Mazo, Enrique Ochoa Reza, René Juárez Cisneros y Claudia Ruiz Massieu.
Fueron Manlio Fabio Beltrones y Rene Juarez quienes por congruencia y ante las derrotas decidieron renunciar a la dirigencia, uno alegando una “pausa necesaria” y el otro tras hacer un recuento cronológico de los mensajes que la militancia y ciudadanía le venían enviando al partido en sus tomas de decisiones y que como partido ganador dejaron de lado la oportunidad de refundarse y fortalecerse en el 2012.
“Veo un PRI alejado de sus bases, que reclama cercanía de su dirigencia y demanda respeto; hoy veo un PRI en el que se ha infiltrado la simulación y demanda democratizar sus procesos internos y la toma de decisiones, señalaría Rene Juárez en su renuncia.
Hoy es necesario revisar la integración de las dirigencias; nacional, estatal y municipales, a los integrantes de los Consejos Políticos, los órganos de gobierno y lo que exista de su estructura territorial, convocar y llevar a cabo una asamblea refundacional como ejercicio mínimo para ubicarse en su realidad y circunstancia, modificando y actualizando sus documentos básicos, (no es posible que continúe con estatutos que ubican al partido y su funcionalidad desde el poder) sin este análisis, revisión y refundación no habrá forma de que el partido pueda construir ningún escenario de competitividad electoral.
Tema delicado la conformación de sus cuadros ya que no sólo se trata de acatar lo que la ley exige, no es solo de legalidad, sino de legitimidad y mandato; y eso está sujeto (guste o no) a los resultados que se obtienen como partido y a situaciones de carácter personal que afectan y generan lastre al instituto político.
El 19 de agosto del 2023 concluye el mandato de la actual dirigencia nacional. Dos semanas después inicia el proceso electoral 2024, para renovar la presidencia de la República y los congresos federales, 9 gubernaturas y 30 congresos locales.
Correspondiendo senadores de la República, diputadas y diputados federales y locales y las 5 alcaldías con sus cabildos a Baja California Sur, pero para enfrentar este escenario el PRI necesita liderazgo, cercanía con sus bases, democracia en sus procesos internos, inclusión en la toma de decisiones, estrategias ciudadanas y alianzas exitosas.
Mas aún ante la complacencia o la necesidad que la militancia y fundadores de Morena siguen permitiendo que priistas engrosen sus filas, siendo estos su principal fuente de reclutamiento como “nuevos” cuadros y dirigentes. Acoplándose de inmediato para contribuir a construir la hegemonía del “viejo” PRI.
La autocrítica hoy no sólo es necesaria, es vital para no seguir con el autoengaño, se deben generar cambios, lograr inclusión y dejar de lado que todo aquel que hace un análisis crítico respecto a la situación del partido, traiciona al PRI.
El PRI no es cualquier partido, es el instituto político que durante casi un siglo de presencia en todos los espacios del país, creó estabilidad, instituciones, paz social, desarrollo, democracia y justicia social.
Los priistas estamos hechos de lealtad, compromiso social, historia institucional, abanderamiento de causas, capacidad, experiencia, oficio político y de una férrea voluntad de ir hacia adelante.
Casi un siglo donde construyo no solo militancia, sino que creo una cultura política que permanece, que a fuerza de negarlo se exhibe en todos los escenarios de participación política.
El PRI necesita, le urgen liderazgos vigorosos, experimentados, respetados y dispuestos a privilegiar el proyecto de partido, que debe ser un proyecto alternativo de nación contra lo que hoy se padece y no afín a intereses personales o de grupo.
El PRI está urgido de exhibir unidad, la que se construye con respeto, con acuerdos, con consensos, la que no se impone, la que privilegia a la militancia.
El PRI debe provocar un reencuentro interno para establecer un diálogo franco y con libertad con militantes y simpatizantes para retomar principios y construir proyectos incluyentes.
Ánimo !!!
