Sólo 5 sesiones ordinarias y extraordinarias de Cabildo bastaron para que los regidores le dieran un “manotazo en la mesa” al presidente municipal Christian Agúndez.
En la sexta, celebrada el viernes pasado, 9 regidores, incluyendo los de los partidos que lo llevaron al triunfo en la elección, Morena-PT, así como los regidores de partidos de oposición lo mayoritearon y le votaron en contra su propuesta para la nueva directora de Comunicación Social, Ana Gabriela Zerón (del equipo del diputado federal morenista y líder sindical, Pedro Haces).
4 votos a favor: el del Alcalde, la síndica Nélida Alfaro y los ex priistas Andrés Liceaga y “Cheto” Alvarado.
9 en contra: todos los demás.
La postura pública y oficial de los regidores para votar en contra de la funcionaria, fue en dos sentidos:
1.- No se presentó en tiempo y forma la información y currículum de la propuesta para la Dirección de Comunicación Social.
2.- Los regidores se pronunciaron por que en Baja California Sur hay comunicadores con capacidad y talento para asumir la responsabilidad (aunque de cualquier manera, Gabriela Zerón habría quedado como encargada de despacho de la dirección).
Sin embargo, en los hechos se trató del primer “manotazo en la mesa” por parte de los regidores hacia el Presidente Municipal.
Un “manotazo” muy tempranero, a menos de tres meses de iniciada la administración.
Y es que trasciende, que desde hace tres sesiones de Cabildo, a los regidores no se les envía la información completa y anexos, por lo que se les pide prácticamente votar a ciegas los dictámenes.
Por meras instrucciones del Alcalde.
Los regidores se sienten agraviados porque el Presidente Municipal no ha entendido que los regidores no son empleados municipales, si no representantes populares, que además en Cabildo su voto tiene el mismo valor que el propio.
También han saltado el incumplimiento de compromisos con los ediles por parte del Alcalde.
Y sobre todo; el trato soberbio.
Pero lo más grave para el propio Christian, es el mensaje de percepción que se manda hacia afuera:
1.- El hecho denota una crisis política al interior de su gobierno.
2.- Manda un mensaje de presidente municipal débil ante la ciudanía y el sector empresarial.
3.- Exhibe su falta de capacidad para generar acuerdos.
4.- Exhibe la falta de capacidad como operador político en Cabildo de su secretario General, Alberto Rentería.
5.- Reafirma su imagen de soberbia que se ha construido en sus distintos espacios de responsabilidad del servicio público (regidor, diputado local, candidato).
6.- Debilita su imagen como liderazgo y cuadro político para la elección 2027 en la carrera por la gubernatura.
Lo peor, me comentan, es que el episodio no le sirvió al primer edil para reflexionar y corregir su actitud, si no que lo tomó como una afrenta y se asumió como víctima.
Muchos presidentes municipales sufren este tipo de “descalabros” de que sus propios regidores les voten en contra, pero regularmente en el ocaso de su gobierno, cuando no ya no son opción de proyecto político a futuro.
Muy pocos (solo recuerdo a Armida Castro), en los primeros días de su gobierno.
Insisto, en el ejercicio del poder la soberbia es mala consejera.