El sábado 21 de junio Baja California Sur fue el tercer estado con más víctimas de la violencia en México.
El Gobierno del Estado reportó de manera oficial 8 personas muertas, en tanto que el Gobierno Federal solo reportó 6.
En materia de seguridad y más aún, en materia de crimen organizado al gobierno de Morena le está pasando lo mismo que le pasó a sus antecesores del PRD y el PAN.
La simulación en el combate a la delincuencia por parte de la autoridad, nuevamente estalla a los sudcalifornianos con una nueva ola de violencia.
Durante el gobierno panista de Felipe Calderón, en el 2006 donde se declaró la “Guerra contra el Narco”, mientras prácticamente todo el territorio nacional estaba “incendiado” por el control de territorios entre distintos grupo del crimen organizado; Baja California Sur se convirtió en un “oasis” donde “no pasaba nada”.
Aunque se registraron algunas ejecuciones, éstas obedecían más a reacomodos locales que a la disputa de territorios entre carteles.
Así en Baja California Sur gobierno y sociedad normalizaron el narcomedudeo, sin mayores consecuencias para los que se dedicaban a esta actividad, la cual creció, sobre todo en colonias populares.
En el segundo gobierno perredista y el primer gobierno Panista en Baja California Sur, las acciones en materia de seguridad se redujeron a eventos y operativos “para la foto” con la eventual detención de narcomenudistas y aseguramiento de algunos envoltorios de droga.
El problema se dejó crecer por que en Baja California Sur “no pasaba nada”.
Gobiernos estales y municipales presumían a BCS como uno de los estados más seguros del país y así se vendía también al turista.
Pero cuando durante el Gobierno Federal del priista Enrique Peña Nieto, se registró la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán que provocó reacomodos en las estructura de su organización; la disputa por territorios alcanzó Baja California Sur.
Entonces esas redes de narcomenudeo que prosperaron con impunidad, fueron blanco de la violencia, registrándose ejecuciones diarias, en su mayoría de narcomenudistas y consumidores que de 2014 a 2016 acumularon 470 víctimas, según cifras oficiales del Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
La violencia terminó para el 2017 cuando los tres niveles de Gobierno y la iniciativa privada sumaron fuerzas para implementar una estrategia encabezada por la Marina Armada de México.
Para cuando Morena llego al poder federal en 2018, con su estrategia de “abrazos no balazos” en Baja California Sur, en materia de seguridad se vivía nuevamente un ambiente de “tranquilidad”.
Y nuevamente también se relajó la estrategia contra el avance del narcomenudeo y el crimen organizado.
Gobierno e iniciativa privada nuevamente presumieron los primeros lugares de Baja California Sur en percepción de seguridad.
Pero al llegar Morena al poder estatal aparecieron nuevas expresiones de la presencia de la delincuencia organizada.
Aumentaron las desapariciones de personas y las fosas clandestinas; inició el cobro de piso para algunos sectores productivos en el estado, principalmente los pescadores y marisqueros, pero en algunos municipios los grupos delincuenciales también tomaron control de la venta de cerveza y cigarros, entre otras actividades, denunció puntualmente el Obispo de La Paz, Miguel Angel Alba Díaz.
En la estrategia de seguridad se volvió a simular.
Hoy una nueva disputa por el control de un grupo delincuencial en Sinaloa ha alcanzado Baja California Sur.
Se han asesinado policías, se han incendiado camiones.
Comienzan a contarse por decenas los muertos.
Nuevamente los disparos.
Nuevamente los cuerpos sobre las calles.
Nuevamente el miedo.
El costo de percepción, la realidad de la violencia.
En materia de seguridad PRD, PAN Y MORENA, también son iguales.