El 25 de junio, en la primera carta pública que escribí al entonces presidente municipal electo, Christian Agúndez Gómez, le compartí:
“Aunque en tu toma de protesta con un discurso equilibrado, social y con un mensaje de coadyuvancia con la iniciativa privada puedas lograr un buen sabor de boca y de esperanza en distintos sectores sociales y económicos de Los Cabos, lo cierto es que tu primera gran carta para mandar un mensaje positivo y de cambio a la sociedad cabeña será la presentación de tu grupo de trabajo que te acompañe en tu gobierno”.
En su discurso de toma de protesta el pasado sábado, Christian Agúndez inició preguntando a los presentes:
“¿Están listos para el cambio?”.
Al unísono, la mayoría de los asistente a su primer evento, respondieron con un “¡Sí!” cargado de ánimo.
Todo Los Cabos en verdad espera un cambio.
De lo que escribí en aquella primera carta, como ya lo expresé en la pasada entrega de este ejercicio de opinión, en el discurso para muchos Christian tocó los temas que querían oír. Se deslindó del gobierno de Oscar Leggs al grado de llamarlo el peor gobierno en la historia de Los Cabos; hizo compromisos contra la corrupción, por el agua y el drenaje, la vivienda, los servicios públicos, el ordenamiento urbano etc.
Pero en su primera aduana, en su primera oportunidad real para mandar un mensaje de cambio, al día siguiente para los cabeños vinieron las sorpresas y las dudas si ese cambio anunciado sería real en los hechos.
De entrada se ratificó lo que ya se había vaticinado: Alberto Rentería asumió la secretaría general del Ayuntamiento, un político que no se ha caracterizado por su diplomacia, si no por su intolerancia e imposición, en un espacio donde se busca la operación política, es decir la concordancia para generar acuerdos.
Su discurso por el fin de la corrupción que representaba a su dicho el gobierno de Leggs, se estrelló en la incongruencia al ratificar en el puesto al oficial mayor de la administración del de Migriño, Carlos Beltrán; toda vez que todo contrato de bienes y servicios para el Gobierno Municipal pasan por esa área, entonces ¿Dónde era la corrupción?.
En la Contraloría y la Tesorería Municipal, siguieron las incongruencias al designar a dos ex funcionarios del gobierno de Armida Castro, que en su momento como regidor en esa administración, criticó en diversas ocasiones; el ex síndico Alejandro Fernández y el ex tesorero Rigoberto Arce, respectivamente; aunque hay que reconocer que en el caso del segundo, sería una decisión correcta ante los resultados presentados por Arce en su pasada encomienda, donde el gobierno de Armida Castro no tuvo ningún problema.
Al siguiente día siguieron las sorpresas.
Del discurso por mejorar las condiciones de distribución de agua, donde no se dijo ni el cuando, ni el como, pero si se crítico lo hecho por la administración anterior, Agúndez Gómez sigue en la incongruencia al ratificar al director de Agua Potable de Leggs, Ramón Rubio Apodaca, entonces ¿Se critica o se reconoce lo hecho por Leggs en materia de agua?.
También termina por reconocer lo hecho por el de Migriño en materia de salud, que dicho sea de paso, el propio Oscar Leggs siempre presumió como un estandarte de su gobierno. Christian ratifica en la dirección de salud, Juan Carlos Costich.
Mientras en el discurso Christian reconoció el valor del empresariado local en el éxito de Los Cabos como destino y comprometió que se acabarían las extorsiones a empresarios e inversionistas, en un área de suma relevancia para los empresarios, la dirección de Desarrollo Urbano, Christian designa como titular a Roberto Flores, que ya había ocupado el cargo en la administración de Antonio Agúndez; que hay que señalarlo que fue la administración que tuvo la peor relación con la iniciativa privada.
De lo positivo se tiene que reconocer la designación del ex representante del Gobierno del Estado en Los Cabos, Carlos Castro como director de Desarrollo Social y Bienestar, un cargo que ya había desempeñado en el pasado; así como la inclusión de muchos rostros nuevos en las direcciones generales, 13 de ellos, mujeres.
Pero en lo general, los puestos claves y de mayor relevancia para la operación del gobierno y el cumplimiento de sus propios compromisos ante los cabeños en su discurso de toma de protesta, queda en cuestionamiento el ofrecimiento del cambio, con los mismos actores del mismo grupo político que lleva gobernando Los Cabos 25 años.
En el gabinete del cambio, del discurso a los hechos: la incongruencia.