México frente al reacomodo de mercados: Por Adrián de la Rosa

*El autor es maestro en derecho, doctor en derechos humanos y profesor investigador de la UABCS.

China acaba de quitar todas las restricciones al trigo ruso, tirándole un súper salvavidas a Rusia. ¿Qué van a hacer los europeos ahora que vean subir los precios del pan por las nubes?

Uno de los posibles escenarios en la guerra comercial que subyace tras lo visible del conflicto Ruso/Ucraniano, sería un proceso inflacionario en la UE y Estados Unidos por el encarecimiento de petrolíferos, algunos metales y alimentos como los derivados del trigo, de los cuales Rusia suspenderá los embarques a la UE y venderá en el demandante mercado de China gracias a recientes acuerdos celebrados entre ambos socios comerciales.

Así, las sanciones económicas impuestas a Rusia pueden resultar un búmeran inflacionario para la UE y EU por sus efectos inmediatos y mediatos, pues el BRIC (Bloque comercial compuesto por Brasil, Rusia, India y China) se consolidará como un mercado cerrado cuya moneda única ya ha avanzado pláticas sobre consolidar la posibilidad de una criptomoneda única o individual para sus intercambios.

Los metales rusos, el trigo y otros productos agrícolas, el gas y otros petrolíferos, simplemente llegarán de inmediato a otros mercados distintos, abandonando de ya, a los Europeos y Americanos, con excepción de Brasil, quien desde dos años atrás incrementó sus compras a Rusia despreciando los productos norteamericanos.

Lo que vemos es un claro reacomodo de la geografía de mercados, donde la UE deberá hacer urgentes maniobras para atravesar este invierno, con duros efectos en bienes de consumo indispensables y a un precio más alto. ¿Y cuál es el papel de México en todo eso?, te preguntarás.

No hace mucho comenté que más le valía a México y su Presidente no ignorar las evidentes motivaciones de índole económica que acompañan al conflicto Ruso/Ucraniano. Es que como candil de la calle, México es oscuridad de su casa; me explico.

Desde el año 1970 en que se promulgó la Ley Federal del Trabajo vigente, pero además de otras regulaciones también en vigor y, aplicables o vinculadas a la materia de trabajo, como seguridad social, vivienda, sistemas de retiro, productividad, competitividad, por señalar algunas; ha arrastrado de manera sistemática e histórica, a un anquilosamiento ya insostenible, respecto a su propia nueva posición con su apertura y participación en los mercados globales.

Así es, la entrada en vigor en 1993 del primero de otros doce tratados comerciales con otros bloques de países productores globales, acuerdos de protección de inversión extranjera (Apris) y otros acuerdos comerciales complementarios, contrastan con esas normas vigentes, pero que en el fondo resultan no sólo inoperantes, sino discriminatorias en todas las formas, rechazadas por el sistema jurídico Interamericano y que obligan a un replanteamiento legislativo urgente y apegado a los criterios Interamericanos y a la visión comprometida en los tratados comerciales previamente suscritos y vigentes.

No solo eso, sino que la participación del gobierno de México en el cumplimiento de los tratados comerciales, deja mucho que desear, por las malas prácticas y en ocasiones nulas prácticas de supervisión y vigilancia de los procesos de dignidad humana de todos sus procesos productivos; pero también, la ausencia del gobierno de México en la supervisión y vigilancia de los procesos de capacitación, educación para el trabajo productivo y en la ahora también abandonada certificación de habilidades de los trabajadores.

No es que el gobierno de México ignore el problema, pero es muy cierto que lo mantiene en el olvido o por lo menos permitido con su tolerancia, y pueden mencionarse desgracias laborales para ejemplificar, desde lo ocurrido en pasta de conchos en Coahuila, hasta lo más reciente en el conflicto de seguridad ciudadana en Michoacán, que derivó en la suspensión de importaciones de aguacates al Súper Bowl, generando pérdidas históricas a los productores.

Pocos lo recuerdan y el gobierno de México le apuesta al olvido, pero es un tema que debería ser considerado de importancia estratégica, ya que la participación de México en el T-MEC quedó condicionada a la vergonzosa aceptación de supervisores del ministerio de trabajo norteamericano en las empresas que exportan a ese país. Siendo la supervisión y vigilancia de la dignidad y calidad en los procesos productivos una obligación de Estado del gobierno mexicano.

La supervisión y vigilancia del gobierno de México en los procesos productivos, en cuanto a Dignidad y Calidad, son una materia irrenunciable y además son condiciones ineludibles para participar en el juego del mercado internacional. Te sorprenderá saber que México no está haciendo nada al respecto y simplemente está dejando pasar la oportunidad de una eficaz reactivación económica que garantice inversiones y empleos de calidad, de cara al reacomodo de los mercados internacionales o, simplemente con la finalidad de sacar mayor provecho para los trabajadores mexicanos, generando mejores y más dignos empleos y mejores condiciones para atraer inversiones de grandes emporios empresariales, para aprovechar las urgentes necesidades del mercado europeo y norteamericano. Los cuales ya son nuestros socios comerciales, por cierto.

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