El pasado 23 de noviembre, ante la fotografía difundida por el diputado federal panista, Francisco Pelayo Covarrubias, donde se le aprecia estrechando la mano y presumo felicitando al gobernador morenista Víctor Castro Cosío con motivo de su tercer informe de gobierno, escribí en mis redes:
“En la oposición son tiempos de resistencia, no de sumisión disfrazada de civilidad política. En el discurso y mesas de café califican y descalifican a los gobiernos morenistas. La presencia avala”.
En lo público y lo privado, hubo reacciones para justificar la presencia de “Pancho Pelayo” en el acto.
“Es civilidad política”, “lo cortés no quita lo valiente”, se insistió.
Sin embargo, yo insistí que en la percepción no era un buen mensaje desde la oposición en Baja California Sur, mucho menos para los más de 100 mil sudcalifornianos que en 2021 y 2024 votaron por una opción distinta a Morena. Entre el 35 y el 40% de los votos que se emitieron en ambas elecciones en la sudcalifornia.
Y es que se trata ni más ni menos, del ex candidato a gobernador de la oposición en el 2021, de la alianza Unidos Contigo que formaron el PAN-PR-PRD-PRS-PH en Baja California Sur; es decir, la máxima figura de la oposición en la actualidad, quien incluso fue el coordinador estatal de la campaña a la presidencia de la República de Xóchitl Gálvez.
¿Cómo habrán recibido los que votaron por la opción de la oposición en 2021 y 2024 esa imagen de su “gallo” abrazando a su principal rival político?.
Ese que en la campaña 2021 se le señalaba de incapaz de gobernar Baja California Sur y en las de 2024 se le calificaba por candidatos y partidos de oposición como “el peor gobernador de Baja California Sur”.
Se comentó además sobre mi publicación en Face que “como diputado federal debía tener buena relación con el Gobierno del Estado por el bien de Baja California Sur”.
Sin embargo, he insistido que si lo que se busca es el bienestar de Baja California Sur desde una buena relación con diputados federales y senadores, el Gobierno de Víctor Castro ya cuenta con el apoyo de sus compañeros diputados federales Manuel Cota y Luis Armando Díaz y en el Senado, Homero Davis y Lucía Trasviña, para impulsar desde el Congreso de la unión cualquier tema o gestión en favor de los sudcalifornianos.
Además, he escrito que ante los resultados de la elección 2024 y las componendas en el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que le dieron a Morena y aliados mayoría calificada en ambas cámaras, el papel de legisladores opositores quedaría de meros espectadores de las decisiones del oficialismo y así ha sido.
Así tanto en la Cámara de Diputados, como en el Senado, como en el Congreso del Estado, como en los cabildos.
Quienes ostentan hoy un cargo de representación popular, deben de entender que su voto no cuenta para los sudcalifornianos, para hacer una diferencia, pero sus posicionamientos y acciones de resistencia sí.
Ser contrapeso pues.
En vez de acudir a los eventos de los gobiernos de la 4T por “civilidad política”, lo que les correspondería como oposición sería acudir a esos eventos pancarta en mano con sus simpatizantes, para exponer las fallas de los gobiernos y exigir la solución de las diversas problemáticas sociales en el estado.
En vez de tomarse la foto con el gobernante, les corresponde tomarse la foto ganando la calle por los temas de los ciudadanos. Por la falta de agua en Los Cabos; por el uso de recursos públicos para contrataciones de artistas en La Paz; por la crisis de la Salinera en Mulegé; por la desaparición de los órganos autónomos de contrapeso a nivel federal.
Su voz no es escuchada en los congresos y cabildos, pero si sería escuchada por los ciudadanos, a quienes de manera puntual y permanente les podrían informar de los temas que impulsa el oficialismo que podrían tener repercusiones negativas para el país, el estado o los municipios.
La bronca que es que quienes tienen la representación de la oposición en Baja California Sur nunca han sido oposición, muchos saltaron del PRI al PRD o del PRD al PAN, sin “gastar la suela de los zapatos”, sin ganar la calle, sin generar contrapesos a gobiernos emanados de partidos contrarios, sin encabezar causas sociales sin el beneficio de la estructura gubernamental y el erario público.
El contraste de la foto de Pelayo de “civilidad política”, vino desde su propio partido, su compañera hasta en ese momento presidenta del PAN, Lupita Saldaña, además de no acudir al acto del morenista, como diputada local hizo una crítica desde la tribuna al gobierno de Víctor Castro, lo que corresponde a un actor de oposición.
Para el bien de los sudcalifornianos, Morena y aliados ya tienen los votos en el Congreso de la Unión, el Congreso del Estado y los cabildos.
Lo que necesitan los sudcalifornianos de la oposición, es asumir su papel de contrapeso.
En vez de civilidad política, resistencia.