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PUERTA DE LA PAZ…. VICIOS OCULTOS, INCOMPETENCIA A LA VISTA

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Toda obra pública o privada corre el riesgo de manifestar fallas en el corto, mediano o largo plazo.

Ya sea por un error en el diseño estructural o por el uso de materiales erróneos o de baja calidad, las obras tienen la posibilidad de sufrir daños y más aún cuando se les somete a condiciones extremas como un desastre natural.

Ante ello, la misma ley contempla la figura de los “vicios ocultos”, es decir, fallas no visibles al momento de recibir la obra, que afectan su uso o seguridad.

En el caso de Baja California Sur, la Ley de Obras Públicas y Servicios señala que el contratista es responsable de la calidad de los trabajos ejecutados y debe garantizar los vicios ocultos mediante fianzas o garantías fijadas a mínimo 12 meses a partir de la entrega.

Durante ese tiempo, el contratista debe reparar a su costo cualquier defecto o falla que aparezca.

 

Entonces en el caso de la polémica obra “La Puerta de La Paz” que sufrió daños según la autoridad por las lluvias registradas en la zona en las últimas semanas, estamos ante un caso de “vicios ocultos”.

El 20 de septiembre la obra se comenzó a caer a cachos, pedazos del techo se desplomaron sobre la cinta asfáltica provocando riesgo a los vehículos que transitaban por el lugar.

Bastaría con hacer válido el contrato por parte del Gobierno de La Paz con el contratista para que se repare lo que se tenga que reparar.

 

La bronca es que el mal manejo de la crisis generada por el caso, ha generado toda clase de dudas sobre la obra, desde su costo y financiamiento hasta la calidad de los materiales y la incompetencia de la autoridad al supervisar obras.

 

Empecemos por el principio:

En un comunicado oficial de julio de 2024, al reportar que la obra llevaba un avance del 80%, el director de Gestión Integral de la Ciudad, Carlos Rodríguez Malpica Nava y la propia alcaldesa Milena Quiroga informaron de “supervisiones periódicas que se realizaban a la obra para garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad que se esperaban”.

Si esa es la supervisión que se hacen a las obras que ejecuta el Gobierno Municipal, más vale que vayan revisando todas antes de que empiecen a brotar más fallas.

 

Luego del escándalo y la viralización de las fallas en “La Puerta de la Paz”, al siguiente día, el 21 de septiembre, el gobierno paceño emitió un escueto comunicado atribuido otra vez a Rodríguez Malpica que planteó más dudas que certezas por tratar de minimizar el caso.

Ahí se informó:

– Que los daños fueron en acabados de “emplaste y pintura”.

– Que fueron provocados por filtraciones de agua de lluvia, a su vez provocadas por el robo de paneles solares de la iluminación.

– Que la empresa constructora realizará las reparaciones y asumirá los costos.

 

Las explicaciones oficiales no hicieron más que generar más dudas. ¿Qué empresa ejecutó la obra?; ¿por qué no se informó que se había robado los paneles solares?, ¿Cuándo se puso la denuncia?; si habían advertido que el robo provocó daños, ¿Por qué no se repararon de inmediato?.

En redes sociales además se comenzó a cuestionar el costo de 19 millones de pesos de la obra.

 

Al no detenerse el cuestionamiento y la crítica social por la obra, la alcaldesa Milena Quiroga salió a tratar de “calmar las aguas”, pero nada más enredó más la madeja.

-Dijo que no costó 19, si no 14 millones de pesos.

(En principio, ella misma había informado que el costo era de 19 millones de pesos, pero si eran caros 19 millones de pesos cuando se tenían expectativas de una obra para embellecer y dar identidad a la entrada sur de la capital del estado; más caros suenan 14 millones de pesos con el bodrio de obra que resultó).

-Dijo que la obra se había financiado a través del Fideicomiso de Turismo de La Paz por ser planeada como una obra de infraestructura turística.

(¿De verdad esto está pensado como una obra para la imagen turística de La Paz?, se duda que algún turista vaya a detenerse a tomar una foto ahí, parece la entrada a cualquier fraccionamiento privado. Al principio se pensaba que se construiría un puente peatonal; también se especuló que sería un arco de rayos gamma y un filtro de revisión de seguridad, lo cual tenía sentido por que la obra se localiza a la altura de un cuartel policial, lo cual además hubiera sido más útil).

Dijo que el material dañado no es tabla roca como se llegó a mencionar, sino un material denominado “durok” que “sirve para infraestructuras exteriores”. (El chiste se cuenta solo).

 

Lo que no es chiste es que pedazos ese “durok” que es una marca de un panel de cemento reforzado con fibra de vidrio hayan puesto o pongan el riesgo la vida de automovilistas que pasan diariamente debajo de la obra dañada, cuando aún nos encontramos en plena temporada de lluvias y se pronosticas precipitaciones para esta y la próxima semana.

No es “emplaste y pintura” como quisieron minimizar en su comunicado; son trozos de cemento que pueden caer al parabrisas de vehículos que en promedio pasan por la zona a 100 km/h, con riesgo de sufrir accidentes fatales.

 

En la obra “La Puerta de La Paz”.

Los vicios son ocultos.

La incompetencia está a la vista.

 

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