Ayer que conmemoramos en el mundo el día de la mujer, pensé en lo orgullosa que estoy de los logros de muchas mujeres que conozco y me incluyo a pesar de las circunstancias.
En mi casa y en la casa de miles de mujeres me enseñaron que la voluntad de la mujer siempre tiene que ir de la mano de la aprobación de un hombre, es triste pensarlo, pero decidí romper esa ideología familiar hace muchos años y por eso me salí de mi casa a los 19 años, mi motivación principal era encontrarme a mi misma y pensé “afuera tendré muchas oportunidades” , pero luego entre a trabajar en un despacho que me pagaban mucho menos que a cualquier compañero hombre, incluyendo que mi jefe directo me hacía insinuaciones que me asustaban, evidentemente salí pronto de ese trabajo, pero seguí buscándome, en ese entonces seguía con la idea de que tenía que resignarme a que siempre un hombre tenía que ganar más dinero que yo, saber más que yo, etc. Pero después de varias experiencias, entré a la política con mucha ilusión de demostrar que podía hacer la diferencia.
No es por nada, pero era en su momento de las pocas mujeres que tomaban decisiones en el Gobierno Municipal, y lo hice con mucho compromiso. Tenía dos opciones, la primera era recibir un diezmo mensual y firmar todo libremente, la segunda era no recibir nada de diezmo y ser muy estricta con el estado de derecho y mis ideales, tomé la segunda, me llene de seguridad y crecí muchísimo profesional y personalmente, fui una mujer valiente, que siempre daba mi opinión, aunque para la mayoría no importara tanto como la de cualquier hombre que decía cosas a veces hasta incongruentes.
Hoy que estoy fuera de la política, y que soy una abogada y ciudadana comprometida socialmente, sigo pensando que tenemos un enorme vacío en el tema de género, y que mucho de ese vacío lo hacemos las mujeres, porque cuando llegamos a un espacio público muchas veces queremos actuar como hombres para hacernos ver, y nos olvidamos de una parte muy importante que es abrirle las puertas a más como nosotras para crecer, y no sólo abrir las puertas, contarles nuestras experiencias, decirles cuales fueron los tropiezos, para que no repitan los problemas.
Claro que descuidé mucho mi vida personal, porque para una mujer trabajar implica multiplicar las tareas, no renuncias al hogar.
Celebro mucho los avances en derechos humanos que hoy tenemos, celebro que pude votar y ser candidata, que pude tener una licenciatura y ahora una maestría, pero aún tenemos mucho por hacer, y pondré todo de mi parte desde donde esté para que más mujeres crezcan en todos los ámbitos.
